Menelao, cuando a todos les da ganas de llorar por el recuerdo del Ulises perdido, les dice que no, que no es el banquete nocturno el momento de la tisteza. Mejor esperar a la Aurora para eso:
la aurora
no se habrá de tardar; tiempo entonces será que lloremos
por aquellos que han muerto arrostrando su propio destino (4.194-6).
En cambio, san Juan de Ávila habla del amanacer como el momento en que la Aurora ríe, pero es que está hablando de la Resurrección:
No se descuida: Exurge, gloria mea; exurge psalterium et cithara; exurgam diluculo (Sal 56,9). En riyendo el alba, aquel alma bendita sale del paraíso al sepulcro; vístese de cuerpo al que comunicó su gloria, de brocado; sale ansí. Los ángeles revuelven la piedra; los guardas se espantan atónitos con gran temor e asombro (OC 3.224.16).
Al final el mensaje es el mismo: tristeza que se convierte en alegría, porque Ulises, como sabemos, seguía vivo, y pronto volvería a la luz.
ResponderEliminarSí. Duradera en el caso de Cristo, temporal en el de Ulises.
EliminarBueno, al final ambos se van a ver a sus padres... ;)
ResponderEliminarBueno, en realidad, Ulises se va a "dormir junto a sus padres". En el Hades no hay, como pudo comprobar el mísmo, ni memoria ni visión.
EliminarCon el plural "padres" no me refería a la madre y al padre de Ulises, sino a Dios Padre, y a Laertes, a quien Ulises visita en en jardín, al final de la Odisea; al Laertes que Atenea rejuvenece tras el encuentro con su hijo.
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