A lo que íbamos a Toro era a visitar el convento de Sancti Spiritus (qué chulo que quede el nombre latino así, como en las casas de la calle del mismo nombre aquí).
Tenía un claustro quizá poco monumental, pero muy agradable. A mí los claustros de conventos me suelen agobiar: bonitos para ver un rato, pero angustiosos si piensas que te vas a pasar la vida alrededor de ellos, aunque sean el de Silos. Este era un jardín, con un olivo milenario:
El monasterio tiene mucho que ver, en retablos (uno de Lorenzo de Ávila admirable), azulejos, tumbas. También sargas, enormes, como esta flamenca:
Hay un museo con eso tan típico de los conventos de monjas: montones de niñosjesuses. La diferencia es que en este había uno de latón de Martínez Montañés:
Y luego otros como estos, que reflejan mucho de la época, creo:
Los amuletos (¡en un niño Jesús!) me recordaron, claro, al pobre Felipe Próspero.
Había unas telas impresionantes que encontraron al abrir la tumba de Teresa Gil. Pero sobre todo había una colección excelente de tablas de Lorenzo de Ávila. Solo os pongo una:
No pude ir más veces a Toro: una pena, porque es una ciudad que daría para unos cuantos días de visita. El próximo año van a tener Las Edades del Hombre allí: que sirva para darla a conocer por fin.
El Martínez Montañés, espléndido. Los de metal son más raros, pero les queda una terminación y una policromía de gran perfección. Habrá que aprovechar el año que viene y escaparse para verlo todo.
ResponderEliminarCreo que hay otro en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, aunque con partes del latón sin policromía. Toro es un sitio interesantísimo. Y central para la historia de España.
EliminarSentencia curiosa sobre el convento:
ResponderEliminarhttp://www.poderjudicial.es/search/doAction?action=contentpdf&databasematch=TS&reference=2945889&links=toro%20zamora%20monjas&optimize=20031203&publicinterface=true
JLC
Vaya lío por casi nada.
EliminarEl de la Catedral de Sevilla, Niño Jesús del "Sagrario" de Montañés, tiene los brazos de plomo, añadido posterior a la obra original, de madera; me parece recordar policromado por Gaspar de Ragis, recientemente restaurado. Creo que el de Toro (de serlo) sería igualmente de plomo, técnica más común de lo que parece en la época barroca, y de cuya especialización existe documentación fehaciente. m. a.
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