Iba al concierto de la Capela Antiga del Orfeón Terra a Nosa (muy bien, pero un repertorio sin muchas concesiones). Tenía una entrada (son gratuitas: mejor dicho: pagadas por el Estado) de sobra y se me ocurrió ofrecerla a los que estaban por la puerta (se suele formar una cola paralela; dejan entran al final a algunos si quedan sitios).
Una señora me dijo que «lo que se hacía en esos casos» era dar la entrada a la organización.
Yo le pregunté que si eso era una ley y que si no sería lo mejor dárselo a alguien directamente.
Me miró como a los locos. Era una señora mayor, «fuerte», con aire de profesora de historia o de funcionaria de la Xunta.
Le quise hacer una justificación: es una cuestión de teoría política, le dije. -Mejor organizarse entre ciudadanos que tener que recurrir al Estado.
Me miró perpleja. Me dijo que llevaba 9 años viniendo al ciclo de Músicas Contemplativas. Le retruqué que yo también.
La chica de la organización se puso del lado de la señora. Otra derrota más de mis afanes pedagógicos.
Interesante entrada, tanto por lo que explícitamente dice como por lo que revela sin pretenderlo. Se habla ya en el título, con tanta ironía como justicia, de "adoctrinar" en el liberalismo. Ni una palabra acerca del hecho de que las personas con las que se habla tienen otra opinión, perfecto derecho a tenerla, y (se supone) la misma posibilidad de "adoctrinarle" a uno. No; aquí no parece haber duda; sólo uno mismo tiene, y puede tener, razón, y los demás están para dejarse adoctrinar (o no dejarse: peor para ellos). Se supone que, aunque sólo sea etimológicamente, "liberalismo" tiene que ver con "libertad", y (diría uno, en su abundante ignorancia) respeto a la libertad de los otros. Pero si sólo les cabe dejarse, o no dejarse, "adoctrinar", poca libertad veo yo en eso, la verdad.
ResponderEliminarAnónimo, hombre, que el título es claramente irónico. Me deja perplejo que hagas una lectura tan literal, como si yo no supiera que la palabra "adoctrinar" está llena de esa connotaciones negativas: ten una opinión mejor de mi capacidad de escribir, por favor.
EliminarEstuve pensando en titular esto "Adoctrino en el aristotelismo" y también "Adoctrino en la sociedad civil", pero preferí lo del "liberalismo", que es una palabra que produce espasmos de dolor (como se comprueba en tu comentario). Si te das cuenta, yo salgo del episodio con el rabo entre las piernas, absolutamente derrotado. Es un tema que recorre este blog, por otro lado: el no saber hacerme comprender.
Lo que me apena es que no se perciba el humor que yo quería que tuviera el texto. Seguiré intentándolo.
Pues deberías haber titulado «adoctrino en la subsidiariedad».
EliminarYa, pero así no tiene "tanta" (bueno, al menos para mí) gracia. Aunque en sí mismo, el título "adoctrrino en la subsidiariedad" suena chulo por lo raro que es, sobre todo.
EliminarÁngel, no te apenes que el humor se percibe perfectamente. Como también se percibe la obcecación que provoca el buenismo.
ResponderEliminarMil gracias a AR por su sensata y matizada respuesta, aunque siga sin ser tan claro para mí que el texto (y no sólo el título) sea solamente irónico. Y mil gracias también a Dal por la suya, ni sensata ni matizada; pero cada uno da lo que tiene, supongo.
ResponderEliminarEs una verdadera estupidez dar la entrada a la organización en vez directamente a alguien de la puerta que quiera entrar. Pero este es nuestro país de burócratas imbéciles y ciudadanos sometidos voluntariamente a ellos.
ResponderEliminarPues ya somos dos. Si AR cree que mi pensamiento pueda resumirse en la frase "el Estado es lo más", ciertamente se equivoca. Y no se preocupe, que yo no pienso que sea del "bando malo", ni creo que exista un "bando malo", sino excelentes personas en uno y otro lado, y personas que no son excelentes también en los dos. Sí parece claro, en cambio, que Dal 1) cree en la existencia de un bando "malo" y otro "bueno", y 2) me coloca a mí en el primero (y a él mismo, faltaría más, en el segundo). A mí eso (o lo contrario) me parece una simpleza; ese mundo en blanco y negro no es que no sea el mío (que tampoco): es que no existe.
ResponderEliminar[Iba a corregir algunas cosas mal escritas de mi comentario (anterior al último de Anónimo) y me he acabado cargando el original - aquí lo pongo, para que se entienda la discusión]
ResponderEliminarDal, sí que se nota un tono muy habitual en cierto ámbito: el de suponer que lo que yo digo (porque soy del bando 'malo') no va revestido del aura de lo certificado por la ortodoxia biempensante. Y por eso, no puedo hacer bromas o si quiero hacerlas tengo que dejar muy claro que estoy bromeando, porque se parte de la base de que tengo, como dicen los yanquis, una "agenda oculta".
De hecho, no tengo ya nada clara mi postura respecto al liberalismo. Sí que me queda en la base la idea de que la persona y la familia preceden al estado, y no al revés. Y el principio de subsidiariedad como lo mejor.
Ignacio, el hecho es que yo me voy dando con gente que piensa que el Estado es lo más. Eso de "lo hacen por nuestro bien". Prefiero un cierto escepticismo ante el Estado, aunque solo sea un poco.
Releo la entrada y los comentarios tras unos días y me reafirmo en lo dicho. Su ironía y su humor son evidentes y no advertirlo es estar encorsetado en los clichés del buenismo. No hay buenos en un lado y malos en otros, todos somos malos (qué buen día para recordarlo), y no veo tampoco un elogio del liberalismo (que no sé yo si es pecado). Un liberal puro trataría de vender la entrada. Yo veo caridad o, si nos ponemos krausistas, filantropía. Y eso no necesita de la autoridad. Veo también distributismo. E, insisto, veo miopía.
ResponderEliminarPues hijo, yo también veo miopía: en tu manera de leer. Sí he de reconocer que no tengo claro (ni nunca lo he tenido) qué cosa sea esa del "buenismo". ¿Su contrario sería el "malismo"? Y, si uno no es "buenista", ¿es "malista"? Pues en ese caso, yo creo que, en efecto, me inclinaría por la primera posibilidad. Por lo demás, veo complicado lo del "encorsetamiento" en unos supuestos "clichés" que me son desconocidos; yo supongo, quizás ingenuamente, que para repetir unos "clichés" ("Lugar común, idea o expresión demasiado repetida o formularia", según la Academia) habría previamente que conocerlos. No es mi caso.
ResponderEliminar'Malismo' es lo que hice yo al titular con dos palabras "malas": 'adoctrinar' y 'liberalismo', por más que pretendiera hacer un chiste (pero al 'buenista' solo le valen como chiste esas palabras si queda meridianamente claro que uno rechaza esas palabras sin paliativos. Y Anónimo sabe que ninguna de las dos palabras en realidad me parecen mal: ahí está en parte la gracia que yo pretendía.
EliminarBuenismo es lo que hacen los que ven el malismo en los demás.
He dicho.
¡Es que no se caaaaaaaaaaaaaaaaansa!...
ResponderEliminarIgnoro si el comentario de Agustín se refiere a mi humilde persona. Imagino que, de ser así, él sí estará cansado de los míos, y sospecho que en general de cualquiera que no se identifique con lo que para él es la verdad (quizá sería más oportuno escribir La Verdad). Si mi imaginación y mis sospechas son correctas, tiene una solución muy fácil: no me lea, hombre, que la fatiga crónica es una mala cosa.
ResponderEliminarRespecto a lo que dice Ángel, yo ni he dicho ni pienso que en esos (un poco misteriosos) "demás" sea en quienes esté el "malismo", sino sólo que ni esa palabra ni su contraria son claras para mí. Es más, creo que no son claras ni para quienes gustan de usarlas a troche y moche, y que en realidad se trata de un (des)calificativo vacío, algo así como quien llama "fascista" (o, alternativamente, "rojo" o "progre") a cualquiera que tenga ideas que no le gusten. Y yo no "he dicho"; no escribo proclamas, sino opiniones; aunque ese "relativismo" respecto a la propia opinión guste poco a algunos, no pienso caaaaaaaaaaaaaansarme de opinar, y sustituir, por cansancio o por otro motivo, mis opiniones por dogmas.
Bueno, de la música se puede derivar discusiones algo encendidas como esta. Lo habitual suele ser la indiferencia. Pues muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo
Ángel ¿no serás tú Anónimo? Es tan ortordoxa su corrección política que parece un fake.
ResponderEliminarIgnoro si mi "corrección política" es "ortordoxa", o incluso si lo es sin esa erre supernumeraria. En todo caso, si la "corrección política" en cuestión consiste en respetar el derecho del otro a disentir de mis ideas (no a la descalificación personal, que eso es otra cosa, aunque para algunos se diría que la diferencia no es perceptible), desde luego que yo intento practicarla. Aunque a eso yo no le llamaría "corrección política", sino simplemente corrección; o, aún más precisamente, educación. Que haya quien prefiera prescindir de tan engorroso trámite, no es problema mío. Y no, no soy Ángel; ni siquiera me llamo así.
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