La última excursión no fue a la esquina con Eslovenia y Hungría, fue mi única visita al mar: a Senj, una ciudad donde mandaron los Uskok, una especie de corsarios que eran enemigos acérrimos de los turcos y que también se las tuvieron tiesas con los venecianos. Hasta hubo una Guerra Uskok (nombre bien sonoro), que terminó con un tratado en Madrid en época de Felipe III, donde los dejaron vendidos. Este es su castillo:
Hacía un viento -el bora- que casi te mantenía en pie (en caso de que quisieras tirarte al suelo). Yo le estaba muy agradecido porque le ponía puntas de blanco (el canoso mar de Homero; p. ej. Il. 1.350) a aquel mar azul a rabiar, con la isla de Krk (es bien grande) allí delante:
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