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El domingo fuimos a Misa a la Cartuja. De pie, mayoría de varones, mucha gente que había ido andando. ¿Y eso por qué? Ni homilía, ni fervorines, ni darse la paz, ni canciones (una señora terrorista rompió la armonía arrancándose con una canción en la Comunión, le debía de parecer soso aquello; qué se le va a hacer). Vamos a lo clave: un cartujo que celebró la Misa centrado en lo que estaba haciendo y a lo que estaba asistiendo: no es fácil eso, pero cómo se notaba en el tono y en el ambiente de recogimiento que se creó. Nada que ver con esos guitarreos que solemos padecer, esos «podemos ir en paz», esas explicaciones larguísimas supuestamente de facilitación de lo litúrgico, esas llamadas continuas a interactuar que acaban convirtiendo la Misa en una reunión aburrida.
Han puesto a san Bruno a la entrada de la nave. Sigue impresionando:
Y volvimos a ver el grandioso retablo de Diego de Siloé (pero mirad esta explicación excelente del retablo) y las tremendísimas tumbas (mirad esta explicación muy buena). Aquí el Santiago del retablo:
Vi unas cuantas santa Catalinas en Burgos esos días. Me alegran mucho (yo no soy de Hipatia):
Y todavía nos dio para ver en la casa del Cordón una exposición sobre tesoros ocultos de la Catedral, con algunos bajones de piezas modernas, pero algunas cosas interesantes como este ángel que llevaba la ciudad de Burgos del XVI en la mano:
Y esta piedad de Diego de Siloé:
Impresionantes, la piedad, la corona, el ángel... lo de acicate me ha encantado, y lo de la terrorista, pobre, eso es lo que hay...
ResponderEliminarMuchas gracias por los dos enlaces a mis artículos sobre la Cartuja de Miraflores. Es un honor. Un saludo.
ResponderEliminarNo, es una suerte poder leer lo que escribes sobre arte. Y Burgos lo tienes muy bien comentado.
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