Había mucha gente en Belén, que venía a profesar cada uno a su ciudad, y José era de Belén. Porque entendáis las misericordias de Dios y cómo quiso ser verdaderamente peregrino en esta vida, vino la Virgen a buscar posada y no la halló en todo el lugar por la mucha gente que había. Ellos iban pobrecitos; van fuera del pueblo a un mesoncillo pobre que estaba allí como una ventilla mal reparada. Entran en él, y porque había mucha gente éntranse al establo, y a un lado estaba una peña cavada y allí un pesebre debajo de la peña. Estaba allí alguna gente y algunas bestezuelas y allí fue la posada de la Sacratísima Virgen y de su Esposo. Cuantos estáis aquí estaréis riñendo en vuestros corazones cómo aquella gente desagradecida no dio posada a tal doncella. Llegaría José a algunas puertas, que ni parientes ni amigos ni por dineros nunca halló posada. ¡Cuánto más si veían que venía preñada! Dirían: Congojosa cosa es tener preñadas en casa, tristeza y gemidos. -No es preñada rencillosa ni es parto de dolores. ¡Oh qué mal mirados! ¡No dar posada a una doncella que trae encerrado en su vientre a Dios! Plega a Dios que no haya aquí algunos que estén en lo mismo que aquéllos, porque ¿qué cosa es una hostia consagrada sino una Virgen que trae encerrado en sí a Dios?
San Juan de Ávila OC III 72
No tiene desperdicio este San Juan. Cada día es un regalo.
ResponderEliminarDímelo a mí que estoy con los sermones ahora: en cada página algo que aprender o admirar.
EliminarBurst into my mind...
ResponderEliminarIbant oscuri sola sub nocte per umbram..
Mil gracias, Anónimo, con esa referencia me haces todavía más hermoso el texto.
EliminarCuánto para considerar...
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