Al llegar a Emaús, Jesús hace como que se despide y los dos discípulos le piden que se quede. Debía de formar parte de las buenas maneras, como ahora: amagar con irse para que los anfitriones insistieran en que se quedase. Y se quedó.
Eso está en un verbo: Jesús «hizo como que» (24.28 προσεποιήσατο). San Lucas lo pone con una aliteración tremenda (en p, r, s, t): prosepoiésato porróteron poréuesthai προσεποιήσατο πορρώτερον πορεύεσθαι ('hizo como que más adelante iba a seguir').
A mí me recordó al uso del verbo en Lisias 1.12: prospoiuméne paídsein προσποιουμένη παίζειν -otra aliteración, pero más suave: 'haciendo como que estaba jugando'- una mujer adúltera deja a su marido encerrado en la habitación de arriba, haciendo como que estaba jugando, para irse ella abajo con su amante.
Venga, la moraleja: el verbo vale para muchas situaciones, pero en el pasaje de san Lucas, Jesús, que ama la ficción, sobre todo lo que respeta es la libertad, pero sobre todo quiere que le quieran.
Aquí hay una cosa clave: la buena educación.
ResponderEliminarSí, sí, claramente.
EliminarEa, para la segunda edición, que siempre hay esperanza, y más en Pascua.
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