Y ansí viene llamadaEl quinto día estaba todo solo nublado y era una gran mejora. Salí a rezar a la tumba de don Diego. Por el camino le hice fotos a las flores, por muy pequeñas y pobres que fuesen:
una tormenta de otra, y con rüido
descarga una nubada,
apenas que se ha ido
la otra, y de mil olas soy batido.
Me llamó la atención esto (todo llama la atención si has estado cuatro días bajo la lluvia). No sé, quizá la perspectiva extraña o quizá es que estoy pasado de vueltas:
Me acerqué a buscar otra vista, pero no conseguí un encuadre bueno central porque de la casa de al lado salió una señora que me preguntó que por qué le hacía fotos a aquello.
Yo retruqué que por qué no.
Me replicó que aquello no era antiguo: oh, una verdad como una casa.
Me preguntó que si venía del Pazo: reconocí que sí, que iba al cementerio.
Pues allí estaba su marido.
Se ofreció a darme la llave y me la dio. Y me dijo para rematar que ahí estaban los señores (se refería a don Diego y otros del Opus Dei enterrados en un Panteón).
Y la mañana del jueves, cuando ya nos íbamos, el sol se rió de nosotros poniéndonos el jardín así:
Primula vulgaris, la flor. Me encanta el caseto: un quiero y no puedo de hacer un pazo de bloques de cemento. Y me encanta el Pazo; echo de menos ese jardín, y las clivias de las macetas de la gran escalera...
ResponderEliminarPoco humilde, a mi parecer, lo de que "el sol se rió de nosotros". Tiene cosas infinitamente mejores que hacer, y desde luego no somos tan importantes. Corresponde agradecer su visita, y no reprocharle que no llegara antes. Cómo debió hermosear ese paisaje tan persistentemente acariciado por la lluvia, y que es así justo a causa de esa persistencia. Como los orientales saben mejor que nosotros, y recordando lo del "Primula vulgaris", nada es vulgar en la naturaleza, ni quizá en ningún otro sitio..., si se sabe mirar. Y si no se sabe, ¿no será en nuestra mirada donde está la vulgaridad, la inconveniencia, lo extemporáneo? (Digo. Y Bashô también lo hubiera dicho, me parece).
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