O gloria para siempre / O pena para siempre
Eso vi en la portada de la iglesia de Hacinas cuando fuimos al funeral por mi abuela [uno y dos].
Y siempre, me parece, se tomó totalmente en serio esa frase.
Yo creo que le debió de gustar mucho la homilía del sacerdote -mi abuela no decía 'cura', decía sacerdote- en torno al texto de san Pablo sobre la carrera que había concluido y la fe que había conservado.
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