domingo, 8 de julio de 2012

Carlos Pujol y el despojamiento

El corazón de Dios es un grandísimo libro de poesía y un impresionante ejercicio de desasimiento, una recomendación de soltar lastre por parte de alguien que estaba a punto de morir y lo ve meridianamente claro.

Ahora que Carlos Pujol ya lo ha logrado, y tiene toda la pinta de que ha subido ligero a donde esperaba ir, leer su libro impresiona todavía más.

Yo ya puse el primer poema del libro, tan conmovedor y tan aleccionador.

Ahora recojo aquí más palabras suyas dirigidas a Dios, en las que le habla de ese despojamiento, del amor a las cosas y el ejercicio ascético de librarse de ellas para llegar a lo único importante:

me pides el olvido (...)
la memoria que grita no te gusta (...)
si uno empieza a olvidar, ¿a qué arrimarse? (19)
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eres como un mendigo (24)
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Tú, rey de la paciencia,
con tesoros de tiempo en los bolsillos,
esperas a que un día
me canse de estar solo. (29)
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Hablamos de dejar lo que se tiene
en la acera, de noche, como trastos
inservibles que palpa un vagabundo (33)
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(...) las cosas van y vienen
con la frivolidad
de parecer precariamente eternas. (37)
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se rompen los juguetes / para que así podamos recordar (46).
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esas briznas tan dulces de la nada (51).
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quisieras que esperásemos también
sin casi nada en que apoyarse (casi
quiere decir tú mismo). (54)

3 comentarios:

  1. Uf, casi nada, donde Casi quiere decir Tú mismo. Qué bueno.

    Gracias, Ángel.

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  2. Me había fijado en lo mismo que EGM, ¿por qué será?

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  3. Me pides el olvido...
    La memoria que grita no te gusta...
    ...para que así podamos recordar.

    Dos memorias ¿no? La que hace ruido, la de la propia historia, y esa otra, la del origen.

    Inmensa la reseña del otro día, y qué bien la complementan estos versos. Muchas gracias.

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