martes, 1 de noviembre de 2011

Ciudad Rodrigo

El sábado uno de octubre me acerqué a Ciudad Rodrigo con unos amigos que saben mucho de arte. 
Y mi impresión: psché; medio románico todo, medio conseguido todo, como si desde Santiago y León para abajo se les hubiera ido perdiendo la inspiración, que llegó allí deshilachada. Bueno, no digo que estuviese mal, es que iba con el listón muy alto y me supo todo a un poco menos de lo que esperaba.
La ciudad es bonita, monumental, dentro de una ciudadela fronteriza, con la fachada de la catedral todavía con restos de la artillería napoleónica. Y Portugal a diez kilómetros:




Me sorprendió que lo que más me gustó fuese una casulla renacentista (de hacia 1520/1530, unos años todavía llenos de promesas en aquella España imperial). En esos Museos Diocesanos uno entra ya aburrido en esas salas llenas de vitrinas con cálices, píxides, casullas, estolas y peines rituales. Pero esta casulla no, esta era un prodigio: temática admirable (apariciones de Cristo resucitado -y luego dicen que si la Iglesia católica sólo se fijaba siempre en escenas de la Pasión) y una ejecución de una delicadeza y una calidad excepcionales.

Y vimos una reproducción del retablo de Fernando Gallego, que ahora está en Tucson (Arizona). Al menos por el interné se puede ver como si fuera aquí.

2 comentarios:

  1. Preciosa la pintura. Los ángeles en un solo color recuerdan a los de la Virgen del díptico de Melun, de Jean Fouquet. ¿Por qué ángeles rojos, ángeles verdes, ángeles dorados? Habrá que buscarlo, Ángel...

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  2. Nunca me había fijado en los ángeles de ese cuadro de Fouquet, gracias.
    Los que sabemos poco de arte (pero queremos saber más) nos pegamos unas sorpresas tremendas cuando empezamos a rascar.
    Yo me pasmo con la pintura española del XVI: es un mundo pasmoso.
    Me hubiera gustado poder poner alguna foto de la casulla: era una maravilla; te habría gustado mucho.

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