Al llegar a Valladolid, estaba abierta la iglesia de la Magdalena, al lado de donde murió Colón y del Colegio Mayor Peñafiel (donde viví mis primeros años en Valladolid), así que había que aprovechar.
No me había fijado nunca en un Yacente que había en un lateral: el más antiguo de Valladolid (que es mucho decir), el primero de una grandiosa serie que culmina en Gregorio Fernández.
Y alegraba ver el número de imágenes de la santa titular, tan vilipendiada por danbrowns zapaterescos, pero que es tan grande, tan grande que en el retablo es llevada por los ángeles (es el tema de la ´traslación' -más datos aquí).
En la mayoría aparecía como en esta otra de san Miguel de Valladolid, penitente, según el modelo de la de Pedro de Mena, pero también había una en el banco del retablo, de la santa a la última moda (y en Londres vi esta de la catedral de Westminster, de principios del siglo XX, con modelito art deco).
Todo ello quizá sirva para compensar los excesos propagandísticos de don Pedro de la Gasca, el fundador de la iglesia, un obispo que fue virrey de Perú y derrotó a los hermanos de Pizarro. Y no sólo puso su tumba en medio y una inscripción latina que recorre los muros, sino que plantó su escudo bien grande en la puerta con las banderas de estos -con una P- caídas hacia abajo:
(via)
A mí me gusta mucho esta MagdalenaMagdalena de Tiziano.
ResponderEliminarDon Pedro de la Gasca padecía una terrible heralditis.
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