miércoles, 20 de enero de 2010

Tusquets, Sarrión y X [y Vidario]

Ya he acabado Vidario, el libro colectivo de homenaje a los Diarios de Trapiello. Por ponerme chulo, yo lo hubiera hecho de otra manera, encargando a cada autor un tema: y el volumen habría sido al menos no tan repetitivo.
El hecho es que me dio alegría ver a Delibes al principio; y también que José Jiménez Lozano califique su escritura de "pan bendito". Y me gustaron las páginas que escribieron Pedro García Montalvo -al que no tenía el gusto de conocer ni haber leído- y José Manuel Benítez Ariza.

Y las mejores páginas, las de Enrique García-Máiquez -no sé si soy objetivo en esto, pero creo que sí que sé que son muy buenas. Le saca un gran partido a la cuestión de la intimidad, clave para entender estos Diarios.

Y son muy buenas también las últimas páginas de la contribución de Miriam Moreno.

Dicho lo cual, no puedo dejar de hablar de la mesa redonda en la Fundación Juan March: por las estupideces que dijeron al alimón Esther Tusquets y Martínez Sarrión, he comprendido mucho mejor por qué Trapiello hace esa labor de crítica literaria y artística en los Diarios: porque no puede decir en otros ámbitos lo que le parece importante, porque le impiden hablar (en este caso la Tusquets y Sarrión, de muy malas maneras) y porque tanto él como la gran mayoría de la gente estamos amordazados por tópicos buenistas y a veces sólo se consigue romper la costra a base de golpes; si te sales de lo que el sistema ha definido como el canon literario y artístico, a veces sólo se te escucha si gritas (y entonces dicen: qué ordinario, cómo grita, no sabe dialogar).
Da pena Sarrión -que yo creía que era más inteligente- diciendo unas tonterías sobre Galdós que demuestran que sólo lo conoce de oídas y sobre todo la Tusquets, madre mía qué simplonerías: ¡la gauche divine, apañados estamos! Y cómo defienden a Céline, sólo porque quedan bien defendiéndolo, frente a la cuestión de fondo que intenta explicar Trapiello del valor moral de su obra. Pero claro, Sarrión & Tusquets oyen la palabra moral y les da una apoplejía (¡con lo moralistas que son!).

4 comentarios:

  1. Hola Ángel,

    No he leído nada de Trapiello. Lo confieso avergonzado después de leer tantas cosas buenas sobre su obra en tu diario. Tengo un par de semanas relativamente relajadas. ¿Por dónde empiezo?

    Th. Reichmann

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  2. Muchísimas gracias por tu mención honorífica, y si viene entreverada de cariño, pues mejor, más agradecido aún. Y qué buena idea hubiera sido el reparto de temas concretos.

    Y ahora me voy a la mesa redonda que enlazas, a indignarme un poco (más).

    Abrazo

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  3. Puedes leer alguno de sus diarios, empezando simplemente por El gato encerrado (pero da igual, cualquier volumen vale).
    Y es un poeta admirable: "El volador de cometas" es una muy buena antología reciente, en Renacimiento.

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  4. Habrá que esperar sus buenos cinco años para ver cómo cuenta AT en el diario correspondiente al 2009 esta mesa redonda de la Juan March. De Tusquets me resulta antipático su clasismo, tan característico entre los socios gold card del club de la gauche divine: tras contarte lo sencillos que son, al párrafo siguiente marcan sus distancias con los recién llegados indicándote que que tú no tuviste, como ellos y toda su progenie, un tío que fuera obispo electo de Michoacán y un palco en el Liceo desde 1893. La defensa que hacen Tusquets y Sarrión de Celine, de Riefenstahl y de Jünger me recuerda al gusto decadente de algunos millonarios japoneses por comer sushi de pez globo. Como ya lo han probado todo, sólo les sabe bien y nuevo lo que tiene una dosis de veneno. Cervantes, Galdós, Machado, JRJ… unos mindundis que se venden en cualquier supermercado. A lo que parece, ellos deben verse una vez a la semana el Triumph des Willens, mientras se toman el whisky favorito del ingeniero con unas almendritas.

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