jueves, 1 de octubre de 2009

Recuento

El segundo libro de poesía de Javier de Navascués (no he leído todavía ni el primero ni el que acaba de sacar) me gusta sobre todo por lo que anuncia.
Y es que es una lectura un poco anacrónica la de un libro de poesía de 1999 justamente ahora; y yo a Javier lo conocía de su faceta de historiador y crítico literario, especialmente de su libro sobre Adán Buenosayres, que me gustó mucho cuando entonces me gustaba esa novela (ahora no sé, prefiero no probar, que tengo un recuerdo demasiado bueno de aquel libro). Y fue cuando hice un artículo de mi serie "X y el mundo clásico" (en este caso X = Marechal) y hablé entonces con él una vez y fue una conversación muy provechosa, además de muy interesante: es un grandísimo lector y tiene la suficiente mala leche como para ser un gran conversador.
Y después de años, ahora sobre todo tenía la referencia de su blog, que me gusta mucho: los relatos, las críticas y poemas. Y quedamos este verano, ya que estaba por aquí, y pasamos un rato muy agradable de conversación.
Así que volver al libro de 1999 es como echar un paso atrás.
Y de ese libro lo que más me gusta es la última parte, 'Descuento', sobre todo el poema Nunca a medias (y donde he descubierto que lo que me fastidia en poesía no es la palabra el cuerpo -como dije hace unos días-, sino el sintagma los cuerpos, que él por suerte no usa ni de lejos). El propio poema lo impide (cito sólo la primera parte):
Imposible amar sin el cuerpo,
Pequeño animal hecho para el gozo,
Espléndido vestido, refugio
De lo que nadie sabe llamar
Y los antiguos llamaron alma.
No vivas a medias.
No odies tu cuerpo.
Lo necesitas
Para deslumbrarte
Cada vez que bajas a la calle
A soñar con una vida más limpia
Y verdadera.
(...)

1 comentario:

  1. Muchas gracias, amigo Ángel. No me había dado cuenta del detalle de "el cuerpo" en lugar de "los cuerpos". Qué buen lector eres. Abrazo,

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