En un rato suelto, Pilar me llevó al palacio del Senado, donde estaba expuesto por un tiempo El púgil en reposo, una escultura griega en bronce (que es como decir un mirlo blanco) de una intensidad tremenda. Qué conmoción, qué dolor, qué cansancio.
En la wikipedia en español, excelente repaso a la escultura. Y de allí la foto.
Las manos iban cubiertas de correas: me acordé de ellas cuando leímos en clase este verso de la Ilíada (23.684): las bien talladas correas de un montaraz buey. En detalle:
Qué tensión en el rostro, qué fuerza en las piernas y manos, qué movimiento en reposo. Y todo eso en un pedazo de metal, genial. Y yo sin conocerla.
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