De una carta que me llegó el otro día, a propósito de esto (negritas mías).
Es un tema difícil, el sufrimiento, el dolor, la distinta manera de afrontarlo, o eludirlo, o aceptarlo, según seas o no creyente. Y yo les entiendo, cómo no, y lo de la pareja del artículo que enlazas: si se trata de desaparecer sin más, para qué pasar antes por todo eso. Son ellos los incapaces de entender a los católicos y los que nos relacionan con masoquismos (cuando no hay nada más masoca que instalarse en el carpe diem, porque anda que no se machaca la gente por pura frivolidad: desde la simple depilación a la cera -que es un horror- o el footing hasta desfallecer, pasando por la cirugía estética, las abrasiones por láser, los deportes de riesgo...; sólo que ese sufrimiento, como le ven el sentido, sí que lo aceptan).Pero no, no hay ningún masoquismo, al revés, la fe te enseña a vencer el pánico, y sin pánico el dolor no es tanta cosa. Del dolor inevitable hablo, que acaba llegando, en ti mismo o en los que quieres –y si es en tus hijos, es dolor a la máxima potencia-; porque el dolor evitable también nosotros lo evitamos. Y a la hora de la muerte, la Iglesia la primera, con gran conocimiento, delicadeza y psicología. Ella es la primera interesada en que los enfermos no estén retorciéndose y tengan la calma y la paz que necesitan para abrirse al amor de Dios y poner su vida en sus manos, y poder morir con esperanza, no como animales, sin entender a qué viene todo eso.
"EL DOLOR
ResponderEliminarEl dolor no humaniza, no ennoblece,
no nos hace mejores ni nos salva,
nada lo justifica ni lo anula.
El dolor no perdona ni inmuniza,
no fortalece o dulcifica el alma,
no crea nada y nada lo destruye.
El dolor siempre existe y siempre vuelve,
ninguno de sus actos es el último
y todos pueden ser definitivos.
El dolor más horrible siempre puede
ser más intenso aún y ser eterno.
Siempre va acompañado por el miedo
y los dos se alimentan uno a otro. "
Amalia Bautista
Otro aporte
ResponderEliminarLa herida del costado abierto de Jesucristo/
es un misterio doloroso pero radiante de felicidad/
es un continuo pasar de ángeles y de santos/
es la brecha que deja franca la entrada misma del paraíso/
es la única herida eterna porque resucitará tal cual/
es el azul abierto entre las nubes del apocalipsis/
es el ábrete sésamo de la embriaguez de la eucaristía/
es el mirador de los secretos del sagrado corazón/
es la única ventana autorizada por el Espíritu Santo/
para contemplar la solución al problema del mal en el universo/
es la única solución al problema del sufrimiento/
es la boca de Dios que aspira al mundo hacia su interior/
es la concavidad de la roca donde vive la paloma mística/
donde vive la Iglesia Católica que se echará a volar/
cuando den la señal convenida en Pentecostés.
José Miguel Ibáñez Langlois, Libro de la pasión, VIII-La muerte, 5.
completamente de acuerdo. Y es que al final quienes mas sufren son ellos ¿no es lo peor un sufrimiento sin sentido?, ¡si supieran lo que se pierden!
ResponderEliminarAlmudena
www.megustaelarte.wordpress.com
en relación con este tema, unas consideraciones que me parecen interesantes (de las cartas escritas en prisión por DIETRICH BONHOEFFER, teólogo católico, ejecutado por los nazis a los 39 años. Se refiere en ellas al "hombre unidimensional" y al empobrecimiento que sigue a la exclusión de Dios de la existencia terrena):
ResponderEliminar"Aquí observo una y otra vez que son pocos los hombres capaces de albergar en sí muchos sentimientos a la vez. Cuando llega la aviación, son sólo miedo; si hay algo bueno de comer, son sólo voracidad; si no se satisface uno de sus deseos, son sólo desesperación; si algo les sale bien, ya no ven nada más. Pasan de largo ante la plenitud de la vida y la integridad de su existencia personal sin encontrarla jamás. La realidad, tanto interior como exterior, se les desintegra en fragmentos. Al revés de semejante actitud, el cristianismo nos sitúa simultáneamente en muchas dimensiones distintas de la vida; albergamos en nosotros, por decirlo así, a Dios y al mundo entero... Es preciso arrancar a la gente de su modo de pensar rectilíneo, a pesar de que en realidad sólo es la fe misma la que hace posible la pluridimensionalidad de la vida y la que nos permite celebrar esta pascua de Pentecostés a pesar de las alarmas".
Saludos y feliz Pentecostés, a pesar de las alarmas.
Sólo una detalle, Luis Miguel, creo que Bonhoeffer era protestante, aunque importa poco en lo que dice, que es muy interesante.
ResponderEliminarEfectivamente, bien enmendado: teólogo cristiano. Era pastor luterano.
ResponderEliminarGracias y un saludo.