En Francia, en una época que es de las que menos me atraen de la historia, con el Rey Sol y todos esos canallas que se dedicaban a hacer la puñeta a todo el mundo (con especial predilección por los españoles), surgió la Querelle des anciens et des modernes; entre los 'modernes' algunos pretendían pulir a Homero, que les parecía muy vulgar (por ejemplo que la princesa Nausícaa fuera a lavar la ropa les parecía un desatino, o que Ulises durmiera en una porqueriza).
En el Evangelio de la Misa de hoy (Lc, 11, 27-28) sale la célebre frase: Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron, que le dijo a Jesús una mujer del pueblo.
Yo siempre me acuerdo de una tonadillera, Estrellita Castro, que apareció en un programa que dirigía Lauren Postigo: Cantares. Ella estaba ya muy mayor, pero se creció ante los gritos del público, totalmente rendido a sus pies, y les dijo, rota de emoción:
Viva la madre que os parió.
Y ahí descubrí que, con el viva delante pasaba de ser un insulto a una alabanza, y seguramente de las mejores.
Parir: palabra malsonante para los cursis, pero bien hermosa.
Y por cierto, qué vulgar les debía de parecer a los modernes franceses Jesús entre la chusma, cubierto de polvo y con la gente empujándole y gritándole impertinencias.
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