Entre papeles ha aparecido la entrada que documenta el timo del que fui víctima al querer entrar (es un decir) en el Pabellón Alemán de Barcelona. Era un edificio mítico, que hizo en 1929 Mies van der Rohe; al acabar la Exposición Universal lo deshicieron, como era habitual, pero hace unos años lo han reconstruido, como templo para la devoción de los modernos.
Te soplan 3,5 euros (4 dólares) por ver lo que desde fuera puedes contemplar gratis. Pero lo mejor es la entrada, en catalán y en inglés, en la que se nos informa (se informa a los catalanes y anglófonos, los únicos en condiciones de apreciarlo) de que no es una entrada, sino una "contribution to the conservation of the Barcelona Pavilion by Ludwig Mies van der Rohe". Qué alivio, y yo que creía que me habían robado 3,5 euros.
Noticia de hace poco en The Tablet: la capilla de Ronchamp (Le Corbusier, o Corbu para los arquitectos) no había sido consagrada: en esa noticia están muchos de los problemas de la Iglesia en los últimos 50 años (pienso, humildemente). Ahora sí, la han consagrado y han puesto reliquias de Santa Teresita y el santo Cura de Ars: ¿otra señal de que las cosas van cambiando?
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