viernes, 8 de abril de 2005

In Paradisum

In Paradisum deducant te angeli,
in tuo adventu suscipiant te martyres,
et perducant te in civitatem sanctam Ierusalem.
Chorus angelorum te suscipiat,
et cum Lazaro quondam paupere aeternam habeas requiem.
Que los ángeles te guíen al Paraíso,
a tu llegada te acojan los mártires,
y te lleven hasta Jerusalén, la ciudad santa.
El coro de los ángeles te acoja,
y con Lázaro, que fue pobre, tengas un descanso eterno.
Final de la homilía del cardenal Ratzinger:
Para todos nosotros es inolvidable cómo en este último domingo de Pascua de su vida, el Santo Padre, marcado por el sufrimiento, se asomó una vez más a la ventana del Palacio Apostólico y una última vez dio la bendición Urbi et Orbi.
Podemos estar seguros de que nuestro amado Papa está ahora en la ventana de la casa del Padre, nos ve y nos bendice. Sí, bendícenos, Santo Padre. Nosotros confiamos tu alma querida a la Madre de Dios, tu Madre, que te ha guiado cada día y te guiará ahora a la gloria eterna de Su Hijo, Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Y ver que se llevaban el féretro del Papa.

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