lunes, 21 de diciembre de 2020

Lo que me contó mi tío

Mi bisabuelo, padre de mi abuela paterna, vasco, vino de Larrabezúa: de allí fue a Miraveche y conoció a la bisabuela Ramona. Por eso mi tercer apellido es Garrastacho.

A mi abuelo paterno, Epi, lo llamaban el silanero, porque había nacido en Silanes. Toda la familia se bajó antes de la guerra a Pancorbo, por el año 1932. Mi abuelo siguió a mi bisabuelo en lo de ir vendiendo, en un carro tirado por un macho y una mula, quesos (hasta 200 kilos llevaba), fruta, caparrones y otros productos por la zona: iba en tres direcciones, a La Rioja (a Cuzcurrita, a Casalarreina, hasta Haro; miro en Google Maps y me salen nombres conocidos de por Pancorbo: Altable, Valluércanes, Foncea). También se metía por la Bureba, hasta su pueblo: a Villanueva de Teba y a Silanes. O se iba por la carretera de Bilbao hasta Espejo y a Sobrón en el Valle de Tobalina, pasando por Puentelarrá y Bergonda en Álava. Por ahí estuvo mi padre trabajando un tiempo, como contable, y ahí se hizo una buena brecha yendo por el tubo para agua del embalse hasta la central de Garoña desde el Ebro.

Todo eso me contó mi tío Juli. Me dijo también una palabra, los charramplines, los que no saben hacer nada.

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