Lejos de narcisismos de blog, la vida seguía corriendo esta Semana Santa:
-Un viaje a Burgos: los álamos, chopos o lo que fueran de un color marrón-naranja que anunciaba el verde y muchos árboles pequeños repletos de flores blancas.
-En Burgos me tuvieron básicamente de chofer -voluntario- para recados. Solo visité el palacio de Castilfalé: además de fotos del Burgos antiguo y privilegios rodados, pudimos ver la firma -bien firme y emocionante, "Teresa de Jesús": la santa en un documento de la tortuosa fundación de su convento.
-Mi madre y yo volvimos a ganar al parchís.
-En Santiago, dos conciertos grandiosos: el de cantatas de Bach y el de música de maestros de capilla de la catedral, de Terra A Nosa. En la primera fila siempre, como los tontos: el primer día con los violines a medio metro de la nariz, especialmente en un pasacaille de Frank Martin que tocaron entre las cantatas y que fue como estar subido en un barco en medio de la tormenta -pero deleitosísima.
En la iglesia de la Compañía, una exposición de fotos de Manuel Valcárcel (con música de Alejandro González) del camino desde Asís a Santiago, pasando por mi pueblo:
Y fui al hospital de Conxo, pero de acompañante, así que me puse a hacer fotos deprimentes:
Luego nos acercamos al convento, a ver la capilla del Cristo y deleitarnos otra vez con los santos mercedarios, como este que está tan pancho mientras le ahorcan (la Virgen le sostiene):
Todo esto habrá que verlo y leerlo despacio.
ResponderEliminarUn abrazo
Álamos y chopos, la misma cosa son. Aunque ésos de tu foto tienen más pinta de ser alisos... Los arbustos florecidos seguramente sean endrinos.
ResponderEliminarNo hay manera de que las fotos desde el coche tenga la grandiosidad que nuestros ojos ven, sólo son como esbozos o resúmenes.
ResponderEliminarUn abrazo
Los conciertos, sobre todo, ahí me das envidia sana.
ResponderEliminarUn abrazo