En esta sucesión admirable de papas del siglo XX-XXI, Benedicto XVI es el que más me gustaría tener de amigo, por decirlo de un modo tonto. Hace unos meses que tenía guardada esta
fascinante carta al matemático italiano Odifreddi, que hay que leer entera. Mi párrafo favorito es este:
Lo que usted dice sobre la figura de Jesús no es digno de su rango científico. Si plantea la cuestión como si de Jesús, en el fondo, no se supiera nada y como si de Él, como figura histórica, nada pudiera comprobarse, solo puedo invitarle con determinación a adquirir algo más de competencia desde un punto de vista histórico.
Y me hizo gracia esto sobre
fair play:
En varias ocasiones usted me hace notar que la teología sería ciencia ficción. Me sorprende, pues, que considere mi libro digno de una discusión tan detallada.
(...)
El gen egoísta de Richard Dawkins constituye un ejemplo clásico de ciencia ficción.
Y acaba así (¡qué grande!):
Ilustrísimo señor profesor: Mi crítica a su libro es, en parte, dura. Pero la franqueza forma parte del diálogo; solo así puede crecer el conocimiento. Usted ha sido muy franco, por lo que aceptará que yo también lo sea. En todo caso, sin embargo, valoro muy positivamente el hecho de que usted, a través de su confrontación con mi Introducción al cristianismo, haya buscado un diálogo tan abierto con la fe de la Iglesia católica y que, pese a todas las diferencias, en el ámbito central no falten del todo las convergencias.
Vaya repasito.
ResponderEliminarFabulilla:
Un sapo, desde su tranquilo estanque, no para de criticar a una rana que tiene su charca llena de problemas: mosquitos que se le suben a las barbas, culebras por aquí y por allá, mucho ruido, animales entrando y saliendo sin orden ni concierto, y la rana bregando como puede.
El sapo no para de dar su opinión, de criticar e incluso de dar instrucciones, desde la orilla de su plácido estanque.
A su espalda, comienzan a emerger los ojos de un cocodrilo.
Personajes de la fábula:
Rana: La Teología
Sapo: La Ciencia
Cocodrilo: La crisis epistemológica. El principio de incertidumbre. La física cuántica. La provisionalidad de toda tesis científica, por definición. El teorema de Gödel, que afirma que todo sistema lógico-aritmético medianamente avanzado es capaz de producir enunciados perfectamente válidos formalmente y totalmente indemostrables, en el seno de ese mismo sistema.
El teorema de Gödel es un auténtico tsunami que afecta al edificio epistemológico de las ciencias, incluida la "madre", la matemática. De hecho, es un logro maravilloso de la misma matemática, haber sido capaz de demostrar que tiene límites. Es una de sus más altas cotas de grandeza.
Lo que pasa es que muchos todavía no se han enterado... o andan despistando.
Muchas gracias por este fabuloso hallazgo. No lo conocía.