jueves, 14 de abril de 2005

Congresos en España

Tengo a la vista dos Congresos, uno en Alcañiz sobre Humanismo y Tradición Clásica y otro en Las Palmas sobre Galdós. Por eso me ha llamado la atención lo que dice Eliade de una estancia suya en Córdoba (España, se entiende); lo que dice del Congreso al que fue es todavía muy actual: en España de lo que se trata muchas veces es de conocer nuevos lugares (yo no he estado nunca ni en Alcañiz ni en Canarias, ejem), soltar lo que se lleva preparado y punto. Al final, los Congresos sólo valen para poder hablar con gente que no hemos visto hace tiempo y, con suerte, para escuchar de una o dos personas algo que merezca la pena.
El pobre Eliade quiso hablar de plantas en el mito y le colocaron en botánica:
Diario portugués, 4 de octubre de 1944
Mi ponencia la han enviado a la sección de ciencias naturales, ya que he cometido la imprudencia de mencionar en el título el término el origen de las plantas (Quelques mythes sur l'origine des plantes). Con la joven Sanz he ido al presidente de la sección (el único erudito de verdad del congreso) para sacar de ahí mi ponencia. Los naturalistas se han opuesto. ¿Por qué no leerla en su sección si trata de plantas?
Diario portugués, 9 de octubre de 1944
No he leído la ponencia en el congreso, sino que la resumí en unos cuantos minutos pues era tarde, había varios prehistoriadores en la sala y casi nadie escuchaba cuando otro hablaba.
Después de comer, en autobús a Medina Azahara. Estuvimos esperando más de una hora para encontrar sitio. Además de los congresistas, una gran cantidad de portugeses asisten a las fiestas y toman parte en las excursiones. Un congreso es una ocasión única de diversión para mucha gente. Mientras un gran hombre habla, los jóvenes se juntan, los muchachos clavan los ojos en las botellas de vino y las damas se arreglan el maquillaje; casi nunca he visto, aquí en Córdoba, a nadie escuchando. Todos se contentan con aplaudir.
Mientras en el Colegio de la Merced el cronista de la ciudad de Córdoba pronunciaba una evocación colombina (el 6 de octubre), el público se miraba entre sí y, sobre todo, se arrimaba a las mesas con aperitivos para poderse servir más fácilmente en el momento en que se diese la señal.
La sensación de que nadie escucha lo que uno se ha esforzado en preparar yo la he tenido, y también la de que a los que oían les daba igual lo que dijera. Así que una vez hice lo que los malos toreros: bajonazo y hasta otra.
En 1944 en España había hambre, aunque también lo de comer de gorra es muy hispánico. Al leer eso me acordé de la fiesta de san Isidro en mi pueblo. En el edificio de Sindicatos (supongo que sería el del Sindicato único que había entonces, presidido por una imagen del Sagrado Corazón) se hacía una fiesta con aperitivos. Los niños no podíamos entrar y nos arracimábamos en la puerta, viendo a los labradores que daban cuenta de lo que había en las mesas. Al final nos dejaban entrar y arramplábamos con todo. Y esto era en torno a 1980. La España del hambre la tenemos en los genes y no nos imaginamos un acto público sin un vino español (así se suele decir, salvo en Galicia, donde lo políticamente correcto es decir viño de honra). La primera vez que fui a Alemania, a un curso de lengua, el ayuntamiento de Osnabrück nos ofreció una recepción: discursos, parabienes ¡y un vaso de zumo! Aquí se lo habríamos tirado a la cara al alcalde, porque sin cosas que comer ¿qué recepción merece la pena?

2 comentarios:

  1. El tan hispánico comer de gorra se ha llevado hasta el viajar y hotel de gorra en una ciudad extrangera. A veces he tenido la sensación de que lo único que mueve a asistir a congresos, cunto más lejos mejor, es la posibilidad de hacer turismo gratis. Lo malo es que se suele hacer con dinero público. Una cosita más de la universidad española.

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  2. > A veces he tenido la sensación de que lo único que mueve a asistir a congresos, cunto más lejos mejor, es la posibilidad de hacer turismo gratis.

    No es lo único. También está la imperiosa necesidad de abultar el curriculum.
    Y no es cosa exclusivamente española, me parece.

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