En julio de 2023 acababa por derribo las memorias de Pieper, aunque sacaba alguna perla.
Hacía una lista de los libros decisivos de mi vida.
Leía Celia en la revolución, de Elena Fortún y me horrorizaba por lo que contaba y también por el modo de contarlo, que no me gustó.
Me acordaba de los cartones de las cajas de cerillas.
Volvía a leer Izad más banderas de Evelyn Waugh. Recogía también comentarios de arte en el libro.
Le daba vueltas a Diario de un emigrante de Delibes. En agosto comentaba de modo mucho más negativo Diario de un jubilado.
En agosto estuve en Zürich y contaba en septiembre por ejemplo la visita a Basilea. Y allí, sobre todo al Museo de arte, con los cuadros del XIV al XVI, pero sobre todo con los cuadros de Holbein. De Zürich, unas puertas con escenas de la reforma de Zuinglio.
También estuve en Atenas. Fui con gran emoción a la Acrópolis. Allí me detuve mucho ante el Partenón. También le hice muchas fotos a los Propíleos. También al Erecteón.
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