jueves, 31 de enero de 2013

Lanzar ratas

Vi la noticia y mi primera reacción fue reírme: El público quería ratas y hubo ratas.
Los quintos de un pueblo de Valencia tirando ratas de un lado al otro de la plaza.

En un país donde parece normal que haya 118.000 abortos anuales, qué narices importa que tiren de un lado a otro de la plaza ratas muertas un día al año.
Luego te paras a pensar. Ves la foto: pues tampoco es para aplaudirlo.
Alguno allí decía que era una tradición de 300 años. Ja. Y qué manía con la tradición: si es de algo bueno, bien, pero no por tradición, sino por bueno. Y hasta a lo bueno hay que estar todo el tiempo quitándole adherencias "tradicionales". Dejando de lado que las tradiciones milenarias acaban siendo de antesdeayer (la queimada -esa costumbre ancestral- empezó por 1950; el conxuro es de 1967).

No tengo dudas además de que fiestas, lo que se dice fiestas, esos "quintos" las tienen todos los fines de semana del año: ¿quintos en un país ya sin mili que celebran una fiesta de cuando solo había una fiesta al año? Amos quita.

Cuando lo conté ayer en casa, empecé a explicar que en esa fiesta había como peroles colgados de cuerdas que golpeaban y de los que en otros años podían salir ratas muertas, pero que lo habían prohibido y por eso los que estaban por la plaza se lanzaban las ratas y zas, me vino el recuerdo de cuando de pequeños en las fiestas de Castrojeriz, en la Puerta del Monte, colgaban de unos árboles una cuerda tensada y de ella cuencos de cerámica tapados, que había que golpear con los ojos cerrados y un palo. Y podían caer caramelos pero también agua, ahí estaba la gracia, además de ver dar palos de ciego al que golpeaba.

No, no me voy a poner sentimental. Tampoco era nada original: en todas partes se hacía algo así.

miércoles, 30 de enero de 2013

¿Qué hacer? ¿Callar?

La última vez que intenté hacer una crítica constructiva a alguien, le mandé mi texto por twitter y a los pocos minutos me contestó con un "Gracias, Sara" que de primeras me descolocó, hasta que un alma buena tuvo a bien glosarme la frase: se refería a Sara Carbonero y la comparaba conmigo, no en belleza, sino en el grado de banalidad.

Así que dudaba en meterme en más quijoteces, pero cuando vi alabar otra vez el libro delirante de Eduardo Gil Bera sobre Homero, tuve que desdecirme. Esto es lo que Francisco Javier Irazoki decía:
Desde su rincón de políglota, mientras los helenistas sestean silenciosos, ha escrito Ninguno es mi nombre, sumario del caso Homero (Pre-Textos), donde quiere probar que el legislador, tirano y poeta Tales de Mileto fue el auténtico creador de La Odisea.
Cuando salió el libro, fue una gran decepción: lo esperaba con gran curiosidad, después de haber disfrutado tanto de La sentencia de las armas. Yo a Gil Bera le tengo una grandísima admiración y sé que sabe un huevo muchísimo de literatura griega, especialmente de Homero. Pero aquí le pierde un delirio que le lleva a despeñarse por el abismo de la erudición, rotos los frenos del buen sentido. A partir de una inscripción dudosa y dos cosas más -hablo de memoria, lo leí hace ya tiempo- monta un fascinante tinglado sobre un Tales de Mileto bis. Como novela tendría un pasar.

La primera vez que había visto un elogio del libro había sido a Juan Bonilla. Entonces lo eché a barato, al fin y al cabo no tiene ni idea de Homero y es, en esto de la literatura, pura extremosidad: capaz de lo más excelso y de lo más anodino y en sus críticas literarias, lo mismo.

Pero con lo de los «helenistas que sestean silenciosos» queda poco margen para callarse. Ese libro, amigo Irazoki, no debería haberse publicado. Al menos los que no sabemos decir nada nuevo de Homero estamos callados: algo es, que él solo -sea quien fuese- se basta con su sola obra, sin necesidad de explicaciones conspiracionistas eruditas.

Y si alguien quiere una crítica detallada, que mire la que ha hecho Juan Piquero Rodríguez, de la Universidad de Alicante, en la revista Estudios Clásicos 142 (2012), 125-127.

martes, 29 de enero de 2013

Dante, Infierno 13-14

Cred’ïo ch’ei credette ch’io credesse etc.

Yo creo que él creía que yo creía etc. (13.25 me hizo gracia, no sé por qué).
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En el canto 14 me sorprendió encontrarme a Capaneo, un héroe griego de segunda. Misterios de la transmisión clásica, que tiene esas cosas.

lunes, 28 de enero de 2013

La mejor exposición de los últimos años en Santiago

Es esta: Rubens, Brueghel, Lorena. El paisaje nórdico en el Prado.  Son cuadros que sacan de tournée por España. No son lo mejor de lo mejor del Museo, pero son lo mejor que hemos podido ver en Santiago en los últimos años. Me parece una excelente política, poner a circular cuadros de la colección por toda la geografía española.

Cosas que pasan en la vida: no recogí nada en el blog sobre esa exposición cuando estuvo hace más de un año en Santiago. En buena parte fue porque me desaparecieron las notas -bien buenas eran, ay- que había ido tomando en las cuatro visitas que acabé haciendo, cada una con un amigo distinto. Lo que sé es que aprendí un montón, viendo esa pintura del paisaje en la tradición nórdica.

En los textos resaltaban esa tradición de cielos enmarcados en tierra. Y la gradación canónica (de abajo arriba): marrón / ocre / verde oscuro / verde claro / azul claro / azul oscuro. Los holandeses luego bajaron los horizontes, con lo que casi todo era cielo (y ahí seguimos). En un cuadro, el rosa se entremete y el azul se aclara, para que entremos con buen pie en el XVIII:




Luego había una sección sobre la vida en el Flandes español. Aquí creo que estaba Isabel Clara Eugenia paseando con su familia junto a un castillo.

De allí, saqué algunos nombres: Jan Brueghel el Viejo y el Joven, Pieter Brueghel el Joven (no estaba, ay, el Viejo). Y otras que he vuelto a ver ahora y se me habían olvidado: grandes pintores, también un grupo muy interesante que viajó a Italia y se contagió del estilo italiano.

Pero sobre todo me paré en Rubens, con una puesta de sol memorable que se insinuaba a la izquierda.

Y Claudio de Lorena (no miréis las figuras, fijaos solo en el paisaje).

sábado, 26 de enero de 2013

Joe Crepúsculo Enséñame a amar

La ponía EQ en la cima de su top de las canciones de España en 2012:



Es low-fi post-post-moderno.

Tiene una grandísima letra:
Enseñame a amar, enseñame a ser bueno, la vida no ha sido fácil para mí. (...)
Quiero estar siempre a tu lado / vivir contigo los momentos malos.

viernes, 25 de enero de 2013

Haikus de Gabriel Insausti

Di el otro día con este Cristal ahumado, un excelente libro de haikus*; pongo estos cuatro que me han gustado por motivos distintos: un exacto retrato, una imagen sorprendente, una hondura que te pilla por sorpresa y el cuarto, ay, para hacer examen de conciencia:
No sabe el viejo
qué es lo que está esperando
sentado y mudo.
-
Noche en el campo:
las luciérnagas fuman
a escondidas.
-
Veía el mundo
con los ojos vendados:
reo de muerte.
-
Guarda su alma
intacta el eremita:
a nadie ama.
Me alegró mucho que me gustase mucho el libro, porque el volumen de diarios, Cámara oscura, me pareció muy fallido (estoy totalmente de acuerdo con la reseña de E.G.-M.); pecaba de falta de contexto -y es un diario-, la estructura no se veía -diez años metidos ahí y muchas veces no sabes si es invierno o verano- y al final todo parecía sonar a justificación vital (soy vasco y rechazo el terrorismo; bien sencillo, pero lo de poner párrafos en euskera sin traducir, supongo que para demostrar que lo sabe, es de mátame camión). Además, se me hizo muy largo; mi alma de censor me estaba pidiendo a gritos tachar párrafos enteros que sobraban; y bien le hubiera venido quitar esas últimas líneas de muchos 'episodios' que los convertían en anécdotas con moraleja o los redondeaban demasiado.

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*Gabriel Insausti, Cristal ahumado, Valencia, Fundación Mainel, 2006, p. 19, 20, 24, 30; aquí más haikus; y esta buena reseña.

jueves, 24 de enero de 2013

Y cuatro cosas más del libro de conversaciones de Alejandro Llano

Las cuatro de Caminos de la filosofía:

1. Valor de dar clase:
Es el tipo de descubrimientos que haces cuando tratas de explicar en clase algo que tú mismo no acabas de entender. Es esa tensión cuando a veces se hace la luz. Y adviertes que has dado en el clavo, porque entonces puedes explicar de corrido lo que siempre se te ha hecho cuesta arriba y no conseguías que los estudiantes lo entendieran (55).
2. Una vez estuvo en una Escuela de Negocios y un profesor dijo que la ética es rentable; y él contestó «O no»:
Ser bueno y parecer bueno son dos cosas distintas, y no raramente contrapuestas. Esta es la primera lección de la moral natural: hay que diferenciar lo aparentemente bueno de lo realmente bueno. Lo otro es un tópico de la ética empresarial: que la moral es rentable. O no, insisto. Porque muchas veces la ética es ruinosa. No pocas personas se han arruinado por ser honradas, y otras muchas se han enriquecido por no serlo (355).
3. Sobre los filósofos como entretenimiento de «los hombres y mujeres de provecho»:
Si en un congreso, por ejemplo, de empresarios o de arquitectos, se invita a un filósofo que escribe en los periódicos y sale en televisión, lo que se espera de él es que diga alguna boutade que escandalice superficialmente a los hombres y mujeres de provecho, que hacen lo que pueden para sacar adelante este país. Así se distraen y confirman que ellos son los que se ocupan de cosas serias (225).
4. Se ha abusado tanto de la palabra diálogo que da miedo ni siquiera escribirla, no vaya a salir a continuación todo ese bullshit de "si hay diálogo todo se arregla" o "todo se soluciona con el diálogo", como si fuera una aspirina de efecto instantáneo. Pero claro que es importante el diálogo:
En una discusión filosófica, al tiempo que defendemos la propia posición, vamos sopesando las razones de nuestro interlocutor. y cuando ya no estamos bajo la influencia emocional del enfrentamiento dialéctico, aceptamos interiormente que era el otro el que tenía razón. Y al poco tiempo, nos sorprendemos a nosotros mismos defendiendo la postura que antes habíamos tratado de impugnar. Si dirigimos con otro los ojos a la realidad, el dialogo tiene unas consecuencias imprevisibles y, en ocasiones, sorprendentes. La condición para que suceda esta maravilla es la disposición a anteponer el valor de la verdad al placer del supuesto triunfo retórico (30-31).

martes, 22 de enero de 2013

Cómo empezar a estudiar filosofía

En ese libro de conversaciones con discípulos suyos, Alejandro Llano da buenos consejos:
Hay que recordar, con Leibniz, que lo difícil en filosofía es afirmar. Criticar o impugnar es una tarea secundaria y, desde luego, más fácil: está al alcance de cualquier fortuna intelectual. Al aprendiz siempre le recomendaría que se acercara a una tradición afirmativa: fenomenología, aristotelismo, kantismo... o sea, primero las grandes formulaciones constructivas. Yo no le aconsejaría a nadie que empezara por estudiar a Nietzsche, o a Hume, porque ahí empiezas y ahí acabas, sino a Platón y Aristóteles, porque ahí empiezas y nunca acabas (107).
Anima a empezar desde lo que no se entiende:
En contra de cualquier adanismo filosófico, nunca se puede partir de cero: siempre hay que situarse in medias res. El puritanismo metodológico tiene mucho de artificial e incluso de ridículo. La única manera de aprender filosofía es ponerse a leer libros, ir a clases de filosofía, o charlar incansablemente con un auténtico filósofo, si tienes la suerte de encontrarlo.
Critica el pedagogismo:
Prohibir metódicamente el situar a los alumnos ante algo que todavía no entienden, es un error de bulto. Una de las cosas más formativas es el esfuerzo por comprender planteamientos que, de entrada, no se entienden.
Por eso anima a ir a conferencias de nivel alto, aunque uno tenga miedo de no entenderlas, y a leer libros difíciles: "hay que leer lo que todavía no se comprende, para llegar a entenderlo" (181-182).

Termino este cortapega con tres citas más sobre el aprendizaje filosófico:
Hartmann decía que el empeño de la filosofía es, no descifrar enigmas, sino descubrir portentos (226).
Filosofar -como decía Heidegger- consiste en ser toda la vida un principiante (240).
Como decía Ernst Tugendhat, más bien problematizándolo, la filosofía es la orientación de toda la vida hacia la verdad. Y eso es precisamente lo que hoy día se cuestiona: si es posible orientar toda la vida hacia la verdad. Tugendhat tiene sus dudas al respecto. Pero yo no las tengo. Creo que la filosofía es la orientación de toda la vida hacia la verdad, y que es posible ese estilo de vida (375).

lunes, 21 de enero de 2013

Susurrar en los cerros de Úbeda

Creo que he aprendido muchísimo de Caminos de la filosofía, conversaciones de Alejandro Llano con tres discípulos suyos: Lourdes Flamarique, Marcela García y José María Torralba (Eunsa, Pamplona, 2011). A mí la filosofía me queda grande habitualmente, así que estos libros de diálogos me facilitan el camino. Me costó leer algunas partes -sobre todo los capítulos más metafísicos- y de hecho tuve el libro parado varios meses, pero en conjunto lo he disfrutado mucho.
Ahí cuenta Llano cosas de su maestro Millán-Puelles. En la primera clase en un Aula Magna atiborrada de alumnos de primero les dijo que no le gustaba tener que gritar, "porque la filosofía no se puede gritar: hay que susurrarla" (20) [este tema lo desarrollan los coautores del libro en el prólogo]. Y comenta Llano: "La filosofía es un pensar meditativo, un quehacer reflexivo, que se vierte hacia dentro y no se impone con clamor. El logos es la palabra del corazón, que sólo puede escucharse en el silencio" (21).

También me gustó esto: "Millán-Puelles se disculpó en una clase: «Me he ido por los cerros de Úbeda». Pero añadió: «...aunque en filosofía todo es Úbeda...»".

viernes, 18 de enero de 2013

Tarteras metálicas

Eran unos recipientes circulares, con la abertura más estrecha que la base. Se cubrían con una tapa que creo que servía de plato. Por encima, ahora sí, más platos metálicos, cada uno de un color. Se cerraba con unos artilugios articulados -siguen usándose para esos recipientes de cristal que crean el vacío con ayuda de un círculo de goma; como los de las gaseosas, esos.
Ahí ponía mi madre [eh, FELIZ CUMPLEAÑOS] la tortilla de patatas. Las comíamos sobre una manta "en el campo" y sí que nos sabían mejor -qué misterio- que en casa. Pero paro, que me están viniendo a la cabeza también unos filetes empanados, pero no eran lo mismo, no.

jueves, 17 de enero de 2013

Sacando las cuberterías

En el Auditorio de Galicia, a falta de pasta para gastarse en artistas caros, han sacado la cubertería de la abuela la colección de cuadros del Ayuntamiento de Santiago y la exponen durante seis meses.


Dejemos de lado un Tàpies enorme y demás cacharrería, que allí está un cuadro de Fernando Álvarez de Sotomayor, al que miran mal porque no hizo espumarajos como sus contemporáneos ahora famosos (yo no necesito ilustraciones para obras de filosofía postmoderna) y para colmo fue director del Museo del Prado con Franco. A mí me han gustado siempre mucho los cuadros que he visto de él; y este, pues también:


Y el cuadro rescatable por la modernidad es este de 1898 de José Garabal Louzao. En la cartela ponía que era un "mártir misionero o paúl". [mirar google: 10 minutos] Pues ya os lo digo yo: san Juan Gabriel Perboyre, el primer mártir de China (era misionero paúl):

Podría ser de Guillermo Pérez Villalta, pero es de hace más de cien años. Y no sé si el tema será original de Garabal, porque hay unas cuantas imágenes parecidas del santo, como esta de la iglesia de la Milagrosa de Madrid. El que quiera, que se ponga a comparar para buscar el patrón iconográfico.

martes, 15 de enero de 2013

Nagüela

Descripción de una casa de la región de la Moraña, en Ávila:
La blancura y el dulce alabeo de los muros dados de llana con las manos; el piso de tierra endurecida con estiércol, quizá alguna raya azul, ocre o almagre a la altura del zócalo y sobre todo de la fachada, o en las paredes que dan al pequeño huerto o corralillo, algún azulejo, los cántaros, los espartos, las minúsculas ventanas tapadas con un lienzo, una habitacioncilla detrás de otra (...) el ruido del telar, y este es un ruido de la crucifixión del trabajo para ganar el pan, que no puede aplacarse, y no es ruido de mundo.
(José Jiménez Lozano, Retratos y naturalezas muertas 24; en El mudejarillo describe la infancia de san Juan de la Cruz en una casa así)

viernes, 11 de enero de 2013

Dante, infierno, 11-12

Muy plástico -pegajoso- lo de la palude pingue:
Ma dimmi: quei de la palude pingue,
che mena il vento, e che batte la pioggia,
Pero dime: los de aquel pantano cenagoso,
que arrasa el viento, y la lluvia azota (11.70-71)
El arte, nieto de Dios:
che l’arte vostra quella, quanto pote,
segue, come’l maestro fa’l discente;
sì che vostr’arte a Dio quasi è nepote.
que vuestro arte, en cuanto puede,
sigue, como al maestro el que aprende;
y así vuestro arte, de Dios es como el nieto (11.103-105).
El arte imita a la naturaleza, que sigue a Dios, Artista - natura lo suo corso prende dal divino ’ntelletto e da sua arte (99-100).

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Una tontería, pero me hizo gracia. Se lo dice Virgilio al Minotauro:
tu credi che qui sia’l duca d’Atene,
che sù nel mondo la morte ti porse?
¿Te crees que aquí [castizo =este de aquí] sea el duque de Atenas
que arriba en el mundo muerte te dio? (12.17-18).
O simplemente error mío, porque parece más sencillo «aquí está el duque de Atenas» (= Teseo).

Con la venida de Cristo, como que el mundo sintiera amor.
da tutte parti l’alta valle feda
tremò sì, ch’i’ pensai che l’universo
sentisse amor, per lo qual è chi creda
più volte il mondo in caòsso converso;
por todas partes el alto valle hediondo
tembló tanto, que yo pensé que el universo
sintiera amor, por lo cual hay quien crea
que muchas veces el mundo volvió al caos; (12.41-46)
Virgilio piensa que todo se debe a una contracción y expansión cíclica por la fuerza del Amor, al modo de Empédocles. A la vez es muy bonito cómo explica un tema bien peliagudo: la aspiración del mundo hacia Dios y su agitación cuando Jesús murió y descendió a los infiernos y destruyó el poder de la muerte.

jueves, 10 de enero de 2013

Valle céltico (y JRJ, para colmo)

Ves algo de noticias de política nacional y dices: ay, a ver si salimos de esta, pero al menos que no nos den la brasa (ahora sobre todo los políticos catalanes: el insufrible Mas, el hipócrita Durán).

En cambio en Galicia está siendo muy entretenida la internacionalización del conflicto del fascinante mundo caciquil a ambos lados del espectro político de Orense (y aprovecho para saludar a los amigos de allí). Y no solo el padre cacique tradicional, ahí tenéis al hijo -de mi edad- falando da ourensanía (ese concepto filosófico candente).

Y ver al presidente de la RAG colocar al llegar al cargo a hija y 'yerno'. Y con chofer oficial y Audi A 8 (dejado por la Xunta, eh). Y dice: soltad la pasta, que tenemos mucha gente que pagar: y la Xunta paga, y más que el año pasado.

Lo que me recuerda que en el Museo de su pueblo apócrifo vi hace unos meses una carta de un muy joven Valle-Inclán a Manuel Murguía donde espolvoreaba tres palabras: lar, lunar (=luar, esa palabra fetiche), céltico (y por redondear, ahí me enteré de que su padre descubrió en 1860 el dolmen de Axeitos).

En una carta de JRJ al propio Valle (Epistolario II: 150-151) le decía -citando a Alfonso Reyes como fuente- que le veía muchas semejanzas con Yeats, Synge y Lady Gregory, «lo que es lójico, al fin y al cabo, siendo usted gallego, celta, y siendo usted usted». JRJ, tres puntos menos en mi ranking.

miércoles, 9 de enero de 2013

Retratos y naturalezas muertas de José Jiménez Lozano

Retratos y naturalezas muertas, de José Jiménez Lozano (Trotta, Madrid, 2000) es uno de los mejores libros que he leído en mi vida.

En forma de diálogo consigo mismo, se dedica a meditar (es la mejor palabra para explicar lo que pasa en este prodigioso libro) en el ámbito de la Francia del siglo XVII: Georges de la Tour, los Pensamientos de Pascal, pinturas de Philippe de Champaigne.

A propósito de Georges de la Tour (en el libro habla mucho de la Magdalena Terff, que pudimos ver en su visita a El Prado y a la que hizo un poema), dice que su obra se resume en «confrontar al hombre consigo mismo con ayuda de una llama». 



Ahí es donde escribe este texto admirable sobre lo que era la luz de la candela en aquellos tiempos:
Los niños (...) acercaban sus manos a la llama, y éstas se volvían rojas y traslúcidas, dejaban ver el armazón de sus huesos; los rostros de las muchachas se sofocaban como sólo el amor podría colorearlos más tarde, y de bien distinto modo, aunque no menos hermoso que como el aire helado del invierno ponía rojo en sus mejillas extendiendo la palidez en torno (16).
Ahí es donde explica que así son los rostros de las Vírgenes en la Anunciación, de sofoco o por la palidez del frío y eso es lo que explica esos círculos rojos que le pintaban.
Poco después, esto:
Mi infancia, desde luego, ha transcurrido en la convivencia con la luz de las candelas o las llamas, y las sombras en torno. Yo he visto rondas nocturnas, como en Rembrandt; el alzarse un farol en las dependencias de servicio de la casa, en los corrales o en el campo, a la vez que una pregunta: «¿Quién anda ahí?»; el acompañamiento del Viático, llevado a un moribundo con faroles y candelas, la lamparita sobre la mesita de noche, o ante una imagen: el amortajamiento de un cadáver a la luz de unas velas, que era un juego entre blancos y sombras, y la amarillez del cuerpo; un muerto puesto en el suelo sobre una colcha blanquísima y con una palmatoria encendida como vigilante. Resplandores de cuerpos desnudos como si fuesen relámpagos, o como carne cenicienta y cárdena, si el resplandor era de quinqué o de carburo. Faroles y lamparillas luciendo, a prima noche, en el camposanto aldeano; faroles de los coches de caballos que eran luz tan incierta, tan misteriosa si se veía de lejos. Ya nunca habrá regresos tan esperados como aquellos, visitas de médico llamado urgentemente, que se anuncien con esas tenues, lejanas, luces oscilantes: no se sabría con qué paso lento avanzan la alegría o la esperanza; ni tampoco se adentrará tan tempranamente en el ánima la perfecta conciencia de la sombra que somos, si ya no puede verse a alguien subiendo una escalera con una candela en la mano y el juego de lentitudes y escorzos grotescos o graves de una sombra en la pared (16-17). 
Y explica luego qué es la luz en el Oficio de Tinieblas, otro de sus grandes temas:
Las velas del tenebrario se iban apagando, una a una, a cada final de aquel lacerante canto de las endechas del profeta Jeremías, y, al cabo, sólo quedaba encendida una candela que el celebrante ocultaba como se cela una esperanza muy pequeña; y la noche y el estrépito caían sobre el corazón: ¿Era eso lo que podía esperarse de la vida? ¿«Embriaguez de adelfa», como dice el profeta mismo? (20)

lunes, 7 de enero de 2013

Imparable progreso

El sábado criticaba las nostalgias de la aldea y esa misma noche vimos Qué verde era mi valle: a mí me daba hasta corte -por eso de la coherencia- quedarme, pero tenía muchas ganas de volver a verla. Y es John Ford.
Y qué de lecturas le puedes echar a esta película; nada de exaltación de la aldea bucólica, qué va: es un pueblo minero con laderas cubiertas de polvo de carbón, con una familia que se parte por la mitad entre el proteccionismo sindicalista y las lealtades tradicionales. Y qué decir de la religión, la moralidad, la búsqueda de la felicidad.
Un gran placer volver a verla. Una grandísima película, qué buena:


Hoy venía dispuesto a titular esta entrada con algo así como: "Ahí, os quedáis, huelelibros" o "Venga, dejadlo ya, que los libros son del pasado". Todo para decir que los Reyes me han traido (ya tocaba)- un kindle. Pero luego no me señaléis si me pilláis con un libro "de papel". Por ejemplo los dos de Kierkegaard que también me han traido los Reyes.

domingo, 6 de enero de 2013

sábado, 5 de enero de 2013

Lugares comunes del Modernismo

Juaristi se suelta el pelo comentando unas declaraciones del Unamuno final a Knickerbocker, en plena Guerra Civil (425).
Y yo, que soy tan anti-ludita, tan anti-felices-aldeas-primigenias-solo-con-trueque, no puedo menos que echar la carcajada ante eso de «los simpáticos aldeanitos de la intrahistoria»:
Acabáramos. O sea, que todo consistía en eso, en el lugar común del modernismo. Las masas lo invaden todo. Las masas mandan. El hombre-masa de Ortega, la pesadilla sin ideas ni ideales. La Bestia de Yeats que se arrastra hacia Belén, los indefinidos monstruos de Lovecraft, las visiones terroríficas de Wyndham Lewis, de Eliot, de Canetti. La masa ciega, sin instinto ni tradición, en la que las grandes ciudades mecánicas han transformado a los simpáticos aldeanitos de la intrahistoria. Las respuestas de Unamuno a Knickerbocker componen un texto canónico del modernismo. Ahí está la tópica de toda la reacción modernista a la modernidad, el odio a la gran ciudad, con su correlativa (y tácita) apuesta por las ciudades muertas. Puro 98. El horror a las masas, la explicación en clave psiquiátrica de la violencia social. Pura generación de 1914. Incluso la invitación al suicidio que dirige a Azaña se compadece estupendamente con la estética de la crueldad difundida por las vanguardias de entreguerras. Puro dadá, puro surrealismo.

viernes, 4 de enero de 2013

Unamuno, profesor de griego

Así explica Juaristi qué tipo de profesor de griego era Unamuno:
Es lástima que nunca escribiera un ensayo acerca de Homero, del que podría haber dicho cosas más interesantes que las que dijeron todos los helenistas españoles de su tiempo juntos, porque lo entendió mucho mejor. A sus alumnos de Salamanca les hacía trabajar una y otra vez, en clase, sobre el canto sexto de la Ilíada, su preferido, glosándolo él con las observaciones gramaticales y métricas que le parecían oportunas. No los agobiaba con el estudio sistemático de la gramática griega, concedía mucha importancia a la etimología, y salpicaba sus lecciones de digresiones lingüísticas y filosóficas. No formó especialistas, pero los estudiantes aprendieron de él a amar la lengua y la literatura de los griegos. Quizá no fuera, en efecto, el profesor más ducho en éstas, y habría sido un gesto de sinceridad por su parte reconocer que no estaba, en tal sentido, lejos de su amigo Ganivet (gesto sencillamente impensable en una corporación sobrante en nulidades que se las daban de genios, ante los que habría sido una estupidez admitir las limitaciones propias). Ahora bien, los estudiantes le agradecían su dedicación -daba todas sus clases, lo que no era costumbre entre los catedráticos-, explicaba las lecciones con rigor y claridad, y era con ellos atento y justo (204).
Y anotar lo de la Ilíada como referente de Paz en la Guerra:
la lectura atenta revela un cañamazo mítico similar al del Ulysses de Joyce, sólo que en su caso es la Ilíada la que le proporciona los arquetipos de referencia, el cerco de Troya y la muerte de los héroes jóvenes ante las murallas, trasladados por Unamuno al sitio carlista de 1873-1874.

jueves, 3 de enero de 2013

Unamuno por Juaristi

Excelente la biografía que ha hecho Jon Juaristi de Miguel de Unamuno: muy centrada en lo histórico y lo político, a mí me hubiera gustado un enfoque más "literario", pero no me quejo (bueno, que haga ahora otro libro 'literario' sobre Unamuno: sería excelente).
Pero hasta de la historia de la literatura hay también observaciones muy sugerentes: por ejemplo el que la literatura infantil no le afectó, porque el género nació en el último tercio del siglo XIX.
O que es enorme la influencia de Menéndez Pelayo -y a través de él en Borges, que se parece más a Menéndez Pelayo que al propio Unamuno (aunque no lo quisiese reconocer).
Leído el libro, uno se hace un poco escéptico -viéndose en el espejo de Unamuno- de los propios vaivenes de planteamientos políticos: muchas veces estamos contra alguien, otras nos ciega la simpatía y muchas vamos dando bandazos: bueno, esto es lo que hay (otra posibilidad es ser comunista estalinista siempre, sin moverse un milímetro: pero bien se ve que hay que ser muy tonto para eso). La política es terreno difícil de certezas.

De su biografía menos política lo que más me ha interesado es el amor a su mujer:
fue el suyo uno de los amores más sólidos y conmovedores de su generación, fundado en la costumbre del cariño doméstico y en el sentido del deber, junto al que palidece la pasión romántica de Machado por Leonor, tan literaria en el fondo (168)
Y que se esforzara por aprobar una oposición
para obtener una cátedra y poderle ofrecer un hogar que alegrase con su mirada (169)

miércoles, 2 de enero de 2013

José Mateos sobre Shakespeare

La había dejado él en su web hace tiempo, pero no llegué a escuchar hasta ayer esta conferencia de José Mateos (gran poeta, es decir, gran pensador) sobre Shakespeare que me dejó admirado, anonadado y con ganas de leer al inglés entero, para asentir o no -si supiera.

Además, lo presenta Enrique García-Máiquez: