La blancura y el dulce alabeo de los muros dados de llana con las manos; el piso de tierra endurecida con estiércol, quizá alguna raya azul, ocre o almagre a la altura del zócalo y sobre todo de la fachada, o en las paredes que dan al pequeño huerto o corralillo, algún azulejo, los cántaros, los espartos, las minúsculas ventanas tapadas con un lienzo, una habitacioncilla detrás de otra (...) el ruido del telar, y este es un ruido de la crucifixión del trabajo para ganar el pan, que no puede aplacarse, y no es ruido de mundo.(José Jiménez Lozano, Retratos y naturalezas muertas 24; en El mudejarillo describe la infancia de san Juan de la Cruz en una casa así)
martes, 15 de enero de 2013
Nagüela
Descripción de una casa de la región de la Moraña, en Ávila:
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