Estuve muy guerrero aquel mes de junio de 2011. Vi un informe sobre una Ley de Familia y me quemé. Y luego fui al Consejo Económico y Social de Galicia y fue todavía peor: puro chiringuito.
Me fascinó Los Baroja, de Julio Caro Baroja, aunque con algunas pegas.
Es increíble cómo me influyen las exposiciones de fotos que visito: lo noto ahora, diez años después.
Me quemaba también con un manual de literatura española contemporánea.
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