viernes, 30 de noviembre de 2018

Bellini y una máscara

Ya he hablado mucho de lo buenos que son los vídeos del Museo del Prado y la National Gallery de Londres. Podría parecer que es lo normal, pero basta pasar por El Louvre, que tiene una web que es una mierda (hasta tienes que activar Flash Player, en 2018) y luego no hace nada ni remotamente parecido. Igual de frustrante es el Kunsthistorisches Museum de Viena: su megaexposición sobre Bruegel tiene una web mierdosa, aunque al menos les he cogido este dibujo tan curioso:



Pero todo esto era para poneros este vídeo explicativo de un cuadro de Bellini, que me gustó un montón y que ahora han restaurado. Es el martirio de san Pedro Mártir, dominico al que mató un cátaro; ahora han descubierto su signo distintivo, el cuchillo en la cabeza. También se ven mejor las marcas rojas, de sangre en los árboles, el milagro que hace de trasfondo del episodio. Mejor lo explica la restauradora:



La arboleda, qué arboleda. Al fondo, la ciudad de Verona, tan bonita. El paisaje del fondo.

También esta semana he visto esta máscara de piedra de hace 9000 años, fascinante, como otras que vi allí:



jueves, 29 de noviembre de 2018

Cuidado con las viudas persistentes o Poner un ojo a la virulé

He visto traducciones más o menos atemperadas del pasaje de la parábola en la que el Señor recomienda «orar siempre sin desfallecer», cuando cuenta que hasta un juez inicuo se achanta ante el temor de lo que le podría pasar con una viuda que no se cansa de exigirle que le haga justicia. Pero literalmente lo que dice la viuda es que va a ponerle el ojo negro, que esa es una traducción del término griego, ὑπωπιάζω. Otra es la de la Vulgata, suggillare, que es dejar una marca en la cara, herir, arañar.
Qué carácter el de la viuda. Y qué sentido del humor del Señor, aunque luego acaba así:
Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les hace esperar? Os digo que les hará justicia pronto.
Y el final es tremendo:
Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará fe sobre la tierra?

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Poemas largos sobre santo Tomás Moro

Se publicó La cabeza de Tomás Moro y otros poemas católicos de Mario Míguez, un libro carísimo si lo valoramos por el número de páginas impresas, en concreto 41 contando las de títulos, las de cortesía, portadas y todo. A mí, hacer un libro así me parece bien, pero la editorial Renacimiento debería cortarse un poco y no cobrar 15 euros, nada menos. De todos modos, el poema que da título al libro (son 4 en total, cuatro largos, pero 4) bien vale el robo que hace Renacimiento en el precio. El poema es muy extenso, 14 páginas sobre la hija, Margaret, cuando lleva envuelta la cabeza de su padre, expuesta durante tiempo a la ignominia tras su decapitación.
Podéis leer la reseña, positiva en todos los aspectos, de Ana Rodríguez de Aguero, sobre el libro.
Como no me atrevo a poner el poema entero, os remito a las citas que recortó en su reseña Enrique García-Máiquez.

El viernes, en El Cultural, revista que detesto (también porque en ella descubrí que no leía tan bien como antes, por la tipografía extraña que usan), hacían algo bueno, poner este poema de Juan Antonio González Iglesias sobre el cuadro de Holbein de santo Tomás Moro que está en la colección Frick de Nueva York:

martes, 27 de noviembre de 2018

Tocar las narices pero educadamente


[La foto es de aquí]

He terminado de leer el volumen de los textos juveniles de Evelyn Waugh. Ahí cuenta una burla que que les gustaba hacer en clase, el searching. Se trataba de hacer bromas o frases de doble sentido haciendo como que el que les hablaba, el profesor sobre todo, quería decir algo siempre en su sentido más absurdo posible (309 n. 512 n. 1).
Me ha recordado un episodio de esa maldad británica tan bien educada de Retorno a Brideshead, la tensión entre Charles Ryder y su padre en las cenas de un verano, que llega a su culmen cuando el padre se dedica a tratar a un amigo que ha llevado Charles a cenar como si fuera yanqui, haciéndole preguntas en esa línea ante su estupor creciente.

Qué retorcidos son.

Otro ejemplo. Escribe en su diario juvenil, pensando en la posteridad, sobre una visita al teatro:
Shaw es realmente sublime a su modo. (Frase trillada. El futuro editor, por favor, que la omita de la versión publicada. E.A.W.).
Esto es lo que contesta en una nota su sobrino editor, Alexander Waugh:
No. A.E.M.W. 
(356 n. 569 n. 7)

lunes, 26 de noviembre de 2018

Que sois unos abantos

Hace unos días leía a Antón hablando de un abanto y me acordé de una frase, que atribuí directamente a mi abuela Aurora, aunque con dudas, que fueron en aumento. Ahora estoy casi seguro de que no es de ella. La frase era: «Abantos, que sois unos abantos». Lo que no me acuerdo es del tono. Si era de enfado, no es una frase suya. Siempre la recuerdo muy maternal, muy abuelil con nosotros, especialmente cuando llegábamos a Pancorbo en Navidades.
Luego me incliné más a pensar que lo habría leído en algún libro.
Miré en la RAE y además de remitir al alimoche, recoge los significados de «aturdido y torpe» y (atribuido a un toro) «temeroso o espantadizo».
Le pregunté a mi madre y también le sonaba, pero no sabía si alguna de nuestras abuelas la decía, así que nos quedamos en ese impasse.

jueves, 22 de noviembre de 2018

Miscelánea de hojas

Hoy venía dudando de si poner aquí unas fotos de hojas que hice ayer. Me gustaron mucho, la verdad, pero tengo por ahí un asomo de conciencia que me grita que, aparte del topicazo de las hojas en otoño, mis fotos son como todas las fotos de hojas en otoño (pero la arboleda, qué arboleda). Fue después de dar un largo paseo a lo largo del Sarela, muy bonito, lloviendo.

Pero hoy llego y me encuentro estos haikus tan impresionantes de Antonio Moreno.

Venga, por aclamación (aunque tácita), pongo una de las fotos de las hojas (la miro y se ha agostado hasta mi recuerdo de la foto de ayer) y la adorno con dos haikus de Antonio Moreno:
Pésimo alumno:
aún por aprender
todo del pájaro.

Cada vez más
viejo: mejor el sol
que las palabras.
En cambio estas fotos (borrosas, sí) son de las hojas de los olmos de las Clarisas en el borde de la acera de Loureiros:

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Bambaliastýn

No, no es un medicamento; es la transcripción de la palabra más curiosa del Himno homérico* a Apolo**. Este es el pasaje (el texto griego completo aquí):
πάντων δ᾽ ἀνθρώπων φωνὰς καὶ βαμβαλιαστὺν / μιμεῖσθ᾽ ἴσασιν (162-3)
De todos los hombres los sonidos y el bambaliastýn / imitar saben.
El DGE traduce βαμβαλιαστὺν por «balbuceo de una lengua extranjera»

Como cuando nosotros queríamos imitar a los franceses de pequeños y decíamos "guachi guachi guachi", las muchachas que cantan en la isla de Delo al dios Apolo son capaces de imitar los acentos y las palabras de los extranjeros que acaban llegando allí. Por otra parte, ya conocemos todos la palabra bárbaro (en el DGE recuerdan que sirve también para trinos de pájaros), que viene de esos que dicen ba ba ba.

Pero todo esto puede ser una discusión en el vacío, porque en otros manuscritos pone κρεμβαλιαστύν (krembaliastýn), que sería algo así, según Richardson, como tocar las castañuelas o los crótalos. En todo caso, las muchachas de Delos imitan muy bien a otros, sea el acento y el tonillo o sea el ritmo musical.

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*Aunque no es de Homero, partiendo de la base de que Homero probablemente no existió como tal (pero es que tampoco es del autor de la Ilíada, al que ya no sabemos si llamar Homero o X o VV. AA.).

**Todos los datos del Himno en este gran estudio literario de José Torres.

martes, 20 de noviembre de 2018

En la Cartuja de Parkminster

El otro día me sorprendió descubrir que un día de la Ascensión de 1919 Evelyn Waugh había ido de excursión a la Cartuja de Parkminster. Y eso porque he terminado hace poco An Infinity of Little Hours, un libro de Nancy Klein Maguire que sigue las vidas de cinco hombres que hicieron su noviciado en esa misma Cartuja entre 1960 y 1965.
Es un libro impresionante, porque les ves en la situación extrema (al menos eso nos lo parece al resto de los humanos), de lidiar buena parte del día con la soledad, con el silencio de estar en tu celda (aunque grande, espaciosa y con jardín) un día y otro, de dormir siempre a trozos, levantándose a las tantas de la mañana para celebrar en las naves heladas de la Iglesia la liturgia solos con Dios, pero también con el frío y el mal presentes en uno mismo. Técnicamente es como si hubieran muerto para todos los hombres, sin dejar ningún recuerdo a nadie nunca.
En cierto modo es como una película de reclutas de un cuerpo de operaciones especiales. También ahí ves que además de unas cualidades físicas necesarias y excepcionales, el mayor problema es el coco, el darle vueltas al coco, el no saber gestionar el yo y la soledad. Aquí la confianza tiene que estar totalmente en Dios y la vocación ha de ser clara, porque es para muy, muy, muy pocos: ser cartujo no es algo para desearlo, sino para poder padecerlo.
La premisa del libro es crear cierta tensión explicando que de los cinco sólo uno se haría definitivamente cartujo. Vas viendo que hay mil cosas que lo complican todo, dificultades con las que no contaban, cosas que no se imaginaban que les pasarían.
La pena es que los nombres de los protagonistas cambian cuando hacen la primera profesión: yo estuve buena parte del libro perdido con eso de los nombres cambiados.
A la vez es interesante porque ocurre justo antes del Vaticano II. También hasta allí se arrastra la modernidad y las novedades, por lo menos discutibles, que van apareciendo.

lunes, 19 de noviembre de 2018

Por fin vuelvo al Pórtico

Pensaba que tendría que esperar varios meses más, pero se abrió una ventana de oportunidad y la aproveché: estuve viendo el Pórtico durante una media hora, el mismo Pórtico de siempre, ahora más limpio, más claro quizá, con partes en que se ve mejor el color (y otras en las que rechinan más los repintes posteriores, sobre todo en algunos mofletes), pero el mismo Pórtico que me he perdido durante diez años (también lo visité en 2010 y otra vez, creo). Si me paro a pensar en frío, me alegro de que todo ello haya llevado a un arreglo a fondo de toda la Catedral.
El precio de diez años de cierre ha sido excesivo. El cierre efectivo y selectivo que vamos a padecer a partir de ahora me cuesta sobrellevarlo: yo quería que se pudiera deambular por allí, como fue pensado, impidiendo a los tocones manosearlo, claro, pero sin poner más barreras que las mínimas necesarias.
Ahí estaba el Cristo en majestad, con esa serenidad y esa grandeza que no he visto en muchas otras representaciones suyas, con los pies (me fijé) como sobre una especie de capitel corintio, sobre hojas que está aplastando.

viernes, 16 de noviembre de 2018

Cosas curiosas de Waugh

Del volumen de Obras completas dedicado a la obra juvenil de Waugh:

-Su padre estaba obsesionado con las mujeres en bicicleta, como el protagonista de Mr. Loveday's Little Outing (p. xxix). Esto, si habéis leído el cuento, es gracioso o muestra de un humor muy retorcido.

-Las vacaciones de Navidad en el internado en 19191 duraban 33 días, más de un mes largo (cf. p. 161 n. 193 y p. 175 n. 226), del 19 de diciembre al 23 de enero.

-Tuvo de compañero de estudios a Sir Max Mallowan, arqueólogo y marido de Agatha Christie.

-El día de la Ascensión, 13 de mayo de 1920 se fueron de excursión desde Shoreham y acabaron en la Cartuja de Parkminster. Traduzco:
Todos los monjes llevaban hábitos muy atractivos. No podíamos ver mucho pero lo que vimos nos impresionó muchísimo. Dimos toda la vuelta andando y vimos las celdas, cada una con su jardín de tal modo que ninguna ventana llegase al mundo exterior ni tampoco los jardines de los demás. Te hacía sentirte como un excursionista y un ordinario. Por supuesto nos recordó a Dowson, Monjas de la Adoración Perpetua.
Este es el poema al que se refiere, de Ernest Dowson, Nuns of the Perpetual Adoration:
Calm, sad, secure; behind high convent walls,
These watch the sacred lamp, these watch and pray:
And it is one with them when evening falls,
And one with them the cold return of day.

These heed not time; their nights and days they make
Into a long, returning rosary,
Whereon their lives are threaded for Christ's sake;
Meekness and vigilance and chastity.

A vowed patrol, in silent companies,
Life-long they keep before the living Christ.
In the dim church, their prayers and penances
Are fragrant incense to the Sacrificed.

Outside, the world is wild and passionate;
Man's weary laughter and his sick despair
Entreat at their impenetrable gate:
They heed no voices in their dream of prayer.

They saw the glory of the world displayed;
They saw the bitter of it, and the sweet;
They knew the roses of the world should fade,
And be trod under by the hurrying feet.

Therefore they rather put away desire,
And crossed their hands and came to sanctuary
And veiled their heads and put on coarse attire:
Because their comeliness was vanity.

And there they rest; they have serene insight
Of the illuminating dawn to be:
Mary's sweet Star dispels for them the night,
The proper darkness of humanity.

Calm, sad, secure; with faces worn and mild:
Surely their choice of vigil is the best?
Yea! for our roses fade, the world is wild;
But there, beside the altar, there, is rest.

jueves, 15 de noviembre de 2018

Haciendo fotos

El escribir poesía ni se me ocurre. Novelas, ni intentarlo. Pero fotos, todo el mundo las hace. Yo ahora he empezado a ponerlas en Instagram. Es un buena experiencia, ver fotos increíbles de otros y lanzarse, temerario, a poner las pobrecicas que he hecho yo, tan menesterosas. La pena es que Instagram las recorta. Aquí las pongo enteras, de la curva de Económicas, tres intentos de que salga algo:





miércoles, 14 de noviembre de 2018

Alabar lo grande, tener lo pequeño

Siento que no he toreado hoy la Teogonía de Hesíodo como quería y la obra se merecía. Me había puesto un tope de dos clases y el hecho es que me aturullé por querer dar cuenta de tantos nombres y tantas conexiones. Como siempre, es mejor querer abarcar menos.
Hoy toca los Trabajos y los días (ya puse aquí algunas notas que tomé la última vez que lo leí). Esta vez, quizá porque lo tenía fresco de esta lectura última de la Odisea, me he fijado más en su amor a lo pequeño, al ámbito familiar, por contraposición al ancho mundo, tan inabarcable y me he vuelto a parar en este verso, el 643:
νῆ᾽ ὀλίγην αἰνεῖν, μεγάλῃ δ᾽ ἐνὶ φορτία θέσθαι·
Alabar el barco pequeño, en uno grande los fardos poner.
Me parece que hay alguna conexión con Virgilio (Georg. 2.412-413): Laudato ingentia rura, exiguum colito, es decir: Alábese los campos inmensos, uno mínimo se cultive. Lo confirma West y es interesante que recoja el testimonio de que Catón también decía algo así en su libro De agricultura.
Hesíodo le está aconsejando a su hermano Perses que no se dedique a la navegación, es decir, al comercio a gran escala, aunque si se dedica al comercio, mejor que vaya con los grandes.
Y todo esto cuando al principio del poema anima a trabajar por emulación de los pares en el oficio. Es como la fábula de la cigarra y la hormiga primigenias.
Y en el medio, está la fábula, tan amarga, del gavilán nietzscheano que alecciona al ruiseñor, al propio Hesíodo, cogido entre sus garras.

martes, 13 de noviembre de 2018

La burra de Balaam

Estoy leyendo el Antiguo Testamento en la traducción de la Universidad de Navarra (haciendo equipo) y, como se dice por aquí, me llego por el libro de los Números, que no es el más entretenido, la verdad, aunque el episodio de la burra de Balaam es extraordinario, también desde el punto de vista narrativo.
Resulta que los israelitas están rondando la Tierra Prometida, cerca de Jericó (y yo me acuerdo del calor que pasé allí y claro que me identifico con sus sufrimientos) y el rey de Moab llama a Balaam para que los maldiga.
De camino, Dios pone a un ángel con una espada en medio.  La burra lo ve (Balaam no) y se desvía por un viñedo. Balaam la golpea para que vuelva al camino, pero la burra se pega a una tapia, tanto que «le pilló la pierna contra la pared». De nuevo la golpea. Otra vez el ángel se pone delante, impidiendo el paso totalmente: la burra se echa y Balaam la golpea por tercera vez
Balaán se enfureció y apaleó a la burra. Entonces el Señor abrió la boca de la burra, que dijo a Balaán: «¿Qué te he hecho yo para que me apalees con esta ya tres veces?».
Respondió Balaán a la burra: «Porque te estás burlando de mí. Ojalá tuviera una espada en la mano; ahora mismo te mataba». Respondió la burra a Balaán: «¿No soy yo tu burra, y no me has montado desde siempre hasta el día de hoy? ¿Es que suelo portarme así contigo?». Respondió él: «No». (Num. 22, 27-30, traducción de la CEE, que es la que tengo a mano).
Ahí es cuando ve Balaam al ángel delante, que le echa en cara las tres veces que ha golpeado a la burra:
Gracias a que se ha desviado, porque si no, ya te habría matado y a ella la habría dejado con vida» (Num. 22.33).
Ahora ya está preparado Balaam para decir sólo lo que Dios quiere, unos oráculos preciosos en alabanza de Israel en los capítulos 23 y 24)

lunes, 12 de noviembre de 2018

Las gafas - valoración de usuario

A veces ya ni me doy cuenta de que las llevo puestas.
A veces me encuentro con que no me las he puesto y es una lata, porque no veo bien la letra pequeña.
Ahora con gafas leo letras muy pequeñas.
Cuando llueve -y aquí llueve mucho- se llena de gotas. Si hay mucha humedad -por ejemplo en las Carmelitas- se hacen presente el vaho a dos centímetros de mis ojos.
El viernes iba por la circunvalación de Santiago, ahora de hasta cinco carriles (a todo lujo; pero han cerrado uno para abrir una entrada a la Ciudad de la Cultura, a ver si pica la gente y la visita) y llovía tanto que me entró la duda si era yo que volvía a ver mal o es que era mejor no conducir cuando tienes una tormenta a la que le dan nombre (esta vez Betty).
Sirve como de máscara: hay algo en medio, que te tapa, aunque sea transparente. Tienes todo enmarcado además.
Yo en realidad estaba mejor como estaba de fábrica, sin gafas. Me consuelo haciendo el gesto de quitármelas. Todavía no he llegado a chupar la patilla, pero no lo descarto.

viernes, 9 de noviembre de 2018

Connais-tu le Pays? (Mignon - A. Thomas)

Últimamente pongo aquí música que he oído mucho, pero esto lo oí ayer y me encantó. Es de una ópera, Mignon, de Ambrose Thomas. Ya tendré tiempo de oír otras versiones que he visto por ahí, por ejemplo una de Teresa Berganza. Aquí canta -y qué bien- Elina Garança:
Además, la letra me recordó un montón a una pregunta que hice el otro día en el examen de la Odisea, sobre características positivas del país de los feacios. El texto lo tenéis en el vídeo. Yo pongo aquí una traducción que he encontrado:
¿Conoces tú el país
donde florecen los naranjos,
el país de los frutos dorados y las rosas rojas,
donde la brisa es más dulce y el ave más ligera,
donde en cualquier época liban las abejas?
¿Donde brilla y sonríe, como un favor de Dios,
una eterna primavera bajo un cielo siempre azul?
¡Ay! ¿Por qué no puedo acompañarte
hacia esa orilla feliz de la que el destino me exiló?
Es allí donde quisiera vivir,
amar y morir- ¡allí!

¿Conoces la casa donde allí me esperan?
¿La sala dorada
en la que hombres de mármol me llaman
por la noche tendiéndome los brazos, y el patio
donde se baila bajo la sombra de un gran árbol?
¿Y el lago transparente sobre cuyas aguas se deslizan
mil barcos tan ligeros como aves?
¡Ay! ¿Por qué no puedo acompañarte
hacia ese país lejano del que el destino me exiló?
Es allí donde quisiera vivir,
amar y morir- ¡allí!
¡Allí es donde quisiera vivir, amar y morir... Es allí!
Como veis, hay mucho de la representación ideal de una tierra en plenitud. Lo interesante es que la que canta está en realidad recordando (o recreando / idealizando) la tierra de donde fue raptada (por unos gitanos: es una ópera del XIX, ya se sabe cómo eran). La segunda parte del texto también me recuerda al palacio de Alcínoo, el rey de los feacios, en los paneles de oro y las figuras de mármol, aunque al final lo convierte todo en un escenario galante decimonónico. 

jueves, 8 de noviembre de 2018

La Aurora con las llaves

He disfrutado una barbaridad de la parte del Libro de Alexandre que cuenta la Guerra de Troya, pero como pasada por el juego del teléfono: una delicia.

El relato de cuando Alejandro llega a Troya le sirve al erudito autor, que se basa en poemas latinos de la época, para hacer un largo excursus contando lo que transmitían las versiones latinas de la Ilíada.

Aparece la Aurora, pero como ama que está preparando (aguisando) las llaves del Cielo y con Apolo quitando (tollié) a los caballos los dogales. Y qué suaves los cantos cuando son así, con tantas diéresis, mu-y-su-a-ves:
Ya iba aguisando don' Aurora sus claves,
tollié a los caballos don Febo los dogales.
Despertós' Alexandre al canto de las aves
que facién por los árboles cantos müy süaves.
Es la estrofa 298. La cito (aunque unificando bes y uves y ces y cetas), por la excelente edición de Juan Casas para la colección de la RAE.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Waugh y España

Las Obras completas de Waugh tienen al principio una cronología con datos interesantes, por ejemplo de sus visitas a España. Fueron en concreto tres:

-En 1932, él por su cuenta, de turismo.

-En 1946, el 15 de junio, por el 400 aniversario de Francisco de Vitoria, una experiencia que contó en Neutralia, ácido libro que dice varias verdades sobre cómo se suele organizar congresos por aquí.

-Y otro en 1964, de tres semanas (de ese no tengo datos, pero seguro que sería interesante leer que contó en Evelyn Waugh's Impressions of Spain, en la revista Venture de 1965).

Como internet es esa varita mágica donde pones algo y te sale, he estado mirando y no lo he encontrado (por ahora), pero me he dado con una encuesta que le hicieron en la muy claramente izquierdista Left Review (es decir, Revista de Izquierda) en 1937 sobre Autores que toman partido sobre la Guerra Española, que os traduzco:
¿Está usted a favor o en contra del gobierno legal y del Pueblo de la España Republicana? ¿Está a favor o en contra de Franco y el Fascismo?

Conozco España sólo como turista y por lo que leo en los periódicos. No estoy más impresionado por la "legalidad" del gobierno de Valencia de lo que lo están los comunistas ingleses respecto a la legalidad de la Corona, los Lores y la Cámara de los Comunes. Creo que fue un gobierno malo, que se va deteriorando rápidamente. Si fuera español debería estar luchando con el general Franco. Como inglés no me veo obligado a tener que elegir entre dos males. No soy fascista y no me convertiré en uno de ellos salvo que fuese la única alternativa al marxismo. Es de mala intención sugerir que tal elección es inminente.

martes, 6 de noviembre de 2018

La vuelta a casa en la Odisea

En clase estos días tenía yo miedo de estar dando una visión sesgada de la Odisea, porque la estaba centrando mucho en la cuestión de la inmortalidad, que Ulises parece despreciar. Para mi consuelo me encontré en la introducción de don Manuel Fernández Galiano (uno de las grandes figuras de los Estudios Clásicos en España) a la traducción de la Odisea de José Manuel Pabón en Gredos (p. 61) la cita que hace de dos pasajes de autores latinos, a los que les llama la atención también esa falta de interés de Ulises por la inmortalidad y su preferencia por volver a Ítaca.
El primero es Cicerón (De legibus 2.3), que hace un elogio muy bonito de su casa en Arpino, aunque pequeña, y justifica su debilidad por ella en el hecho de que Homero hiciera a Ulises preferir su isla a la inmortalidad:
si quidem etiam ille sapientissimus vir Ithacam ut videret immortalitatem scribitur repudiasse (si es que incluso aquel varón sapientísimo [Ulises] se escribe que había rechazado la inmortalidad para ver Ítaca).

El segundo es de Ovidio (Pont. 1.3.33-34)
non dubia est Ithaci prudentia, sed tamen optat
fumum de patriis videre focis.
No es de dudar la prudencia del de Ítaca [=Ulises], pero, con todo, desea
el humo ver de los hogares patrios
Por qué renuncia Ulises a esa inmortalidad que le promete Calipso lo entendí mejor, aparte de por lo que dice él repetidamente de que no se fiaba de esa diosa, porque el otro día, oyendo en el coche un programa de In our time, de la BBC, estuve atento a la discusión muy interesante sobre el Poema de Gilgamés: y allí aparece la terrible diosa Ishtar y la promesa de inmortalidad que le hace al protagonista, pero es una diosa terrible que mata a los que se unen a ella. Es un trasfondo que pudo bien haber influido en Homero.

En resumen, que Ulises prudente se conforma con la vuelta al hogar, que es la vuelta con Penélope: y cómo me he alegrado este año de que volviera con ella. Hasta ahí llegó Homero; está de fondo el remusguillo de la inmortalidad, pero era Otro quien tenía que revelarlo a los hombres.

Y no es moco de pavo el amor al hogar. Joachim du Bellay lo explica muy bien:
¡Feliz quien como Ulises ha hecho un largo viaje,
o bien como aquel otro que logró el vellocino,
a casa tornó luego, maduro, experto y sabio,
a vivir con los suyos el resto de sus años!

¿Cuándo, ay, veré de nuevo de mi pequeña aldea
humear los tejados, y en qué estación podré
volver a ver la cerca de mi pobre morada,
que es para mí un imperio, y harto más todavía?

Más me gusta la casa que alzaron mis abuelos
que los altivos frontis de romanos palacios,
más que los duros mármoles, la pizarra ligera,

más mi Loira francés que el Tíber italiano,
más mi humilde Liré que el monte Palatino,
más que el aire marino, la dulzura de Anjou.
(la traducción de Carlos Clementson, que he retocado, la tomo de aquí; está también el original dulcísimo de du Bellay)

lunes, 5 de noviembre de 2018

Cosas de Waugh niño

El año pasado comenzó la publicación oficial de las Obras Completas de Evelyn Waugh en Oxford University Press, con cinco volúmenes hasta ahora. Yo estoy acabando el primero cronológicamente, que recoge sus escritos personales desde los cinco años hasta 1921, cuando cumplió 18 años.


[Este es un retrato suyo con 16-17 años, en la National Portrait Gallery]

Yo iba con cierto miedo a que fuese todo anodino, pero me está resultando una lectura de lo más entretenida. Waugh de preadolescente es lo más parecido que yo me he echado a la cara en la vida real a Guillermo Brown. No se me ha ocurrido a mí, los editores, su sobrino Alexander Waugh y Allan Bell lo dicen: here Waugh's character shares many of the qualities associated with Richmal Crompton's immortally mischievious William Brown (p. xxxii).

Por ejemplo, creó una banda (como la de Los proscritos de Guillermo), que él llamó The Pistol Troop con 4 amigos, "for the defence of England against Germans and Jews" (p. 10 n. 1): no os echéis sobre él, que tenía 9 años entonces.

Su primer texto, con 5 años, es una contestación en una postal a su hermano Alec:
DEAR ALEC
THANK YOU FOR THE CARD E. W.
Su hermano, famoso desde jovencito por una novela en la que contaba cosas escandalosas de la vida en el internado, le llamaba "IT". Me fascina esa maldad tan británica, "tan educada":
Dear It,
Hope you do your sums well.

Alec
Ahí está también esa manía por "las sumas" en los miles de libros infantiles que leía yo de autores ingleses parece que sólo hacía "sumas".

En 1916 con 13 años escribe sobre lo que hacen con un profesor. Traduzco:
Tuvimos con Cameron la mayor burla que le hayamos hecho a cualquier profesor. Le llamamos Rata de agua a su cara y hacemos que rechinen los pupitres. Una vez en que chirriaban más de lo normal [traduzco así they creaked with extra vim, donde usa un latinismo: fuerza extra] preguntó la razón.
Bien, dijo Brown: "Puede venir aquí y sentarse usted y ver si chirrían".
Ya veis, el ambiente de burlas a un profesor hace cien años.

jueves, 1 de noviembre de 2018

Un lugar silencioso

Vimos una película de miedo, pero muy buena: A quiet place, que traducen por Un lugar tranquilo y yo (creo que más ajustadamente), Un lugar silencioso o incluso Entre el silencio.
Me gustó un montón. Si uno no está preocupado de sufrir unos cuantos sustos a lo largo de la película, acaba siendo una maravilla: la premisa es sencilla (el peligro viene del ruido y hay que defenderse guardando silencio) y todo encaja perfectamente, recorriendo muchos de los elementos típicos de las películas de suspense, pero con eficacia increíble.
Es una distopía de fin del mundo en la que vuelve la humanidad a su origen, pero resiste una familia. La gente habla de "cine de valores" y a mí me da mil patadas, porque suelen referirse a películas de mensaje con moralina; esta gira en torno a los orígenes y la subsistencia de la sociedad humana por la familia, en torno a la figura del padre y a la de la madre. Muy bien.