viernes, 30 de septiembre de 2016

Viena 5 (KHM 3)

Muchas cosas hermosas había en las dos primeras salas de la Cámara de Arte (Kunstkammer). Las fui viendo con calma, con el audio de la guía al oído.
Yo estaba emocionado, así que decidí ir racionando las salas para ir pasando otras zonas del Museo más deprisa, sobre todo las de antigüedades egipcias.
A mí esa civilización me abruma o me impresiona, pero no me roba el corazón. Me doy cuenta de su importancia, claro, pero esa pasión por lo funerario y lo descomunal me deja fuera. Así que más me llamaron la atención tablillas en griego, como estas etiquetas de momias:





Yo no sé si es por esa manía antiegipcia mía, pero casi me gustaron más las recreaciones decimonónicas (o vigésimas) del arte egipcio en las paredes y los techos:









También tenían una tumba de un funcionario de la zona de las Pirámides de Gizeh. Os pongo por ejemplo esta procesión con viandas animales:

jueves, 29 de septiembre de 2016

Viena 4 (KHM 2)

La Cámara de Arte era un espacio de exposición de los objetos que coleccionaban los Habsburgo, así que había de todo, por ejemplo este tapiz del Triunfo de Cupido,


que pasa con su carro por encima de personajes como Jasón o Hércules


o Paris y Helena


O un mármol de un sabio, de Venecia (1340):

Lo que me interesó fue la inscripción: Qui pluribus iam seculis fuit in pulveren redactus, ob preclaras eius virtutes hic marmoreus inspicitur («El que hace ya muchos siglos fue reducido a polvo, por sus preclaras virtudes aparece aquí marmóreo»).

En la sala de al lado, este marfil de la Ascensión, de Metz, de finales del X, en el que el Señor está cogiéndose de la mano de Dios Padre:


O este otro marfil de finales del X de Lorena: san Gregorio Magno está escribiendo y el Espíritu Santo -una paloma- le inspira al oído, mientras los amanuenses de debajo copian [mirad la foto de este enlace, que es alucinante]:


La colección de esmaltes, gemas, anillos, era abrumadora. Por destacar uno, este esmalte de Poseidón señor de los Juegos Ístmicos [gran foto con explicaciones aquí]:


De Constantinopla, esta Dormición de la Virgen, de la 2ª mitad del X (el Señor se lleva su alma, como un bebé, en brazos):


El cáliz Wilten, con patena y cánula, de Baja Sajonia (1160/70):



Y el cáliz de san Pedro, Salzburgo (1160-80)

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Viena 3 (KHM 1)


[Foto de la wikipedia]

El KHM es el Kunsthistorisches Museum o Museo histórico (-historisches) del Arte (Kunst). Es un edificio de fines del XIX enfrente de otro igual, el de Historia Natural. Reúne la colección de pintura, la de la Cámara de Arte (las colecciones reales de los Habsburgo) y la de Antigüedades. Sería como El Prado si le juntas el de Colecciones Reales y el Arqueológico. Mucho para masticar en un rato, pero en las diez o doce veces que estuve sí que me dio para pegarle un repaso completo. Creo que no he disfrutado tanto en un Museo nunca.

El primer día que estuve me entró la duda de si subir por la escalera central hacia la pintura o tirarme a la izquierda o a la derecha. Para ver qué se sentía me tiré a la izquierda, a la Kunstkammer, la Cámara del Tesoro, toda una zona renovada recientemente (y excelentemente), a raíz del robo de la salsera de Benvenuto Cellini y su recuperación.

Entré y me encontré la sala de gótico internacional, con esta Virgen, la Madonna de Krumau, de Praga, de hacia 1400 de arenisca, de lo que llaman (leí) el «estilo bonito»:



[mirad las excelentes fotos de la web del Museo]

Luego tenían esta carpeta de dibujos a lápiz:


Y el primero de los jarros de cristal de roca que acabé viendo, excavado de una sola pieza:


Era una colección de cosas que nosotros amamos y de otras que ya se ve que les gustaba coleccionar y que no nos llaman tanto la atención, como por ejemplo los olifantes. Este es del conde Alberto III de Habsburgo y viene de Salerno, de la 2ª mitad del XI. El conde se lo donó a la Abadía de Muri en Suiza, lleno de reliquias [buenísimas fotos aquí]:



martes, 27 de septiembre de 2016

Viena 2 (Loos)

En el Museo de la Ciudad de Viena lo que sí que fue una grata sorpresa fue encontrarme la zona de estar del apartamento de Adolf Loos allí instalada:







La palabra «bonito» no sé si le cuadra mucho aquí; sí es un lugar donde apetece estar. Lo interesante es que Loos no quiere que todo «conjunte»; de hecho podría parecer que es una reunión de elementos disparejos, que es lo que es, pero pensada, ahí está la diferencia.

Y viendo las fotos me he acordado de que «había hecho idea» de ir a ver el American Bar de Loos en Viena, pero ni fui, de tantas cosas que tenía que ver.

El hecho es que la visita a la Villa Müller en Praga fue para mí un hito y siempre he querido ver más de Loos. Esta vez al menos entré en la casa que tiene en la plaza que está enfrente del palacio imperial. En el comercio de la planta baja ahora hay un banco. Era flipante el uso de los materiales, la simetría, todo:









lunes, 26 de septiembre de 2016

Viena 1


[Esto estuvo en el tejado de la Catedral de san Esteban. Mide tres metros]

Todo llega, también el ir por menudo sobre esas tres semanas de privilegio que pasé en Viena.

Ya conté que yo iba con tres libros, horarios de Misas de domingo con música y la idea de instalarme de okupa en el Kunsthistorisches Museum. Lo demás, de propina.

Empecé con una de esas propinas: fui al Museo de la Ciudad de Viena el primer domingo, porque era gratis (lo único gratis en toda la ciudad en todo el mes). Yo tenía miedo de dejarme la pasta por los Museos, pero al final prácticamente lo que me gasté fueron los 34 euros del pase anual del KHM. Los demás museos de la ciudad, con Schiele, Klimt y compañía, se pudieron quedar tranquilos, que por mí, allá que se quedaron.

Lo que más me sorprendió de ese Museo fue su versión de los asedios turcos como «respuesta a provocaciones de los Habsburgo». No me esperaba algo así, pero todo es cuestión de perspectiva, ya se ve (sobre todo si es un Museo oficial del ayuntamiento de Viena, btw). Tenían una sala con cosas del asedio de 1683. En el medio, cuatro colas de caballo o tug:



Pero por suerte (en mi visión trasnochada), los turcos perdieron y Viena no se hizo «mora». Por eso tenían esta lápida de hacia 1600:


Con una cruz, están señalados los hijos ya muertos, ay:

Esto es de una taberna, la del dragón o mejor lindworm:


Y por mezclarlo ya todo, esta ¿alfombra? ¿tapiz? de los masones de hacia 1790 (me acordé de Mozart y La flauta mágica):




viernes, 23 de septiembre de 2016

Tres cosas no tan disparejas

Ya he puesto más veces intervenciones de Matthew Milliner, brillante historiador del arte y brillante en todo. En esta charla de 20 minutos es profundo, es comediante, es original y para hablar de poner a Cristo en el núcleo de su Universidad, Wheaton, un college evangélico:



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Este poema de Brian Doyle.

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Y hoy, en Misa, el texto de Eclesiastés 3.1-11. Como estuve leyendo cosas sobre Biblias romanceadas, acabé aquí y mirad qué chulo este manuscrito, donde se lee bien la letanía del «tiempo hay de...» (abreviatura tpo -con un punto encima- ay -punto encima- de nascer / de morir / de plantar / de arrancar lo plantado, etc.):

jueves, 22 de septiembre de 2016

Pero todavía antes de hablar de Viena, Bruselas 10 (y última)

En el Museo de Bruselas, vista la zona de Grecia y Roma, miré a ver y había una sección de arte gótico y posterior. Fue una fiesta también. Había unos retablos de escultura de tamaño portátil, de esos que sabían hacer tan bien los flamencos. Pero como es un Museo de mierda, la luz era mala y mis fotos son una mierda; pero salvemos tres cosas: dos tapices y unos relieves, todo de la primera mitad del XVI, ese siglo prodigioso.

Había un tapiz que decían que es el primero en los que se percibe una influencia italiana, en concreto de una Piedad de Perugino (aquí somos muy partidarios de Perugino y alrededores):




Y este es Carlos V, que caí en la cuenta que es la persona más importante que ha nacido en Bélgica, aparte de una serie de pintores (van Eyck, van der Weyden, Gerard David, Rubens, van Dyck):


El famoso prognatismo (de hecho dudan si es Carlos o su hermano Fernando):



Ya un poco más mayor:


Y cuando estaba por allí, caí de repente en la cuenta de que cuando Erik el belga robó los tapices de Castrojeriz, mi padre se había puesto en contacto con un conservador justo de este Museo. por ese me sonaba el nombre a algo. Gracias a eso los recuperaron. Yo me llevé un alegrón al recordarlo.