La planta de orquídeas ha vuelto a florecer: son tres flores blancas pero tirando a verdes, con un verde muy tenue que es en realidad blanco; las hortensias del jardín también tenían ese tono verdeblanco cuando empezaban a salir, esos brotes apretados que iban abriéndose poco a poco, aunque luego se coloreaban de tonos un poco metálicos que a mí me gustan menos.
También tenía ese tono la rosa blanca que me regalaron y que yo le regalé a mi madre.
Ahora, desde la distancia, le envío a mi madre los colores blancoverdes de las flores de Santiago, hoy que cumple años.
Y para sumarme a las felicitaciones se me ocurre que el piropo que más le debe de gustar a una madre es: "¡Viva el hijo que pariste!" Si María hubiese sido la que diera la vuelta al castizo del Evangelio, habría contestado: "Decid mejor "viva el Hijo que parí", ¿no os parece?
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Enrique. Y por seguir con las felicitaciones, echaré mano del refranero y diré que supongo -estoy segura- que "de tal astilla, tal palo"...
ResponderEliminar¡Muchas felicidades para tu madre!
ResponderEliminarSiento no saber describir el sabor de los bombones como tú el color de las flores, que, si no, le mandaba ahora mismo una caja, y de los que no engordan, que es una ventaja.
Lo mismo que tus flores, que no se pondrán mustias.
Como aprendamos a describir las flores así se le acabó el negocio a Interflora.
Preciosa entrada, me recuerda a las mejores páginas de A.T. en Las Viñas. Felicita a tu madre y dile de mi parte que tu bitácora, como diría d'Ors, nos hace ser mejores que nosotros mismos.
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