lunes, 12 de noviembre de 2007

Baeza (II)

A la mañana siguiente abrí la ventana y surgió el prodigio: la aurora, línea de rojo rosado difuminado que separaba el cielo (que era cielo y era azul) del mar de tejados y paredes de Baeza.
Baeza era un mosaico de paredes blancas y colores de la gama del marrón claro: sin llegar a ocre, sin ser un marrón sucio, sin ser tan brillante como el albero: un marrón muy bonito, no tan dorado como el de Salamanca, como más andaluz. Me acordé de Carmona, aunque era distinto.
Luego los edificios de Baeza no me convencieron mucho. Bien, sí, no están mal: renacimiento andaluz y bla, bla, bla, pero tampoco una cosa tremenda. Para renacimiento andaluz el palacio de Carlos V en Granada: eso sí que son palabras mayores.
Ahora: el amanecer, inolvidable.
Y se me ha ocurrido la idea de crear una asociación de amigos de las auroras. Hace poco leía un artículo sobre gente que iba a ver a nubes, por ejemplo una en Australia de nosecuántos cientos de kilómetros. Nosotros podríamos hacer lo mismo: viajaríamos a sitios especiales, a la búsqueda de la aurora. Nos podríamos llamar los Titonos (envejeceríamos viendo auroras). Algún poeta de renombre pondría los adjetivos pertinentes cuando nos quedásemos sin palabras. Habría que pegarse buenos madrugones, pero luego podríamos montar pantagruélicos desayunos. Los residentes en Galicia nos quejaríamos de tener tan pocos días el cielo despejado. El sueño común sería contemplar una aurora boreal. Luego discutiríamos sobre los mejores sitios, los mejores días, si con nubes o sin nubes. La asociación se podría llamar Centinela la aurora. La reunión anual más importante sería el Domingo Gaudete. Y yo sería el presidente, claro. La primera reunión, para ver la aurora en el monte Pedroso (pago yo).

5 comentarios:

  1. Suscribo la idea. Me hago de los Titonos... ¡ya!

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  2. Yo me apunto a la asociación, qué remedio, aunque uno preferiría contemplar las estrellas hasta bien tarde, sin esos madrugones homéricos.

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  3. Vale. Pues que me apunto también.

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  4. Incrédibol! pero si yo colecciono Auroras! Literarias, eso sí, que soy más bien de ese club de las estrellas hasta las mil, que dice Máiquez. Pero se acabó, lo que haga falta, por favor me admitan.

    Y no es por empezar fastidiando, pero ¿lo de los Titonos es inamovible? Es que Titón está hecho una ruina y llamarse así... y además Titonos creo yo que serían más bien los que se quedan en la cama, mientras la Aurora va por ahí "rosas süaves esparciendo y flores...", pero bueno, lo que tú mandes.

    Ah! Sé de un sitio maravilloso, y sé que estaríais de acuerdo conmigo. Ver amanecer allí sí que es absolutamente inolvidable, pero no os digo el sitio hasta después del Pedroso y el desayuno.

    Fantásticos como siempre tus "lejos" y la descripción de los colores. Ese marrón se ve.

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