La luna sobre el monte Pedroso, ayer y hoy, mientras amanecía.
Estamos disfrutando de días sin nubes, un prodigio en la Compostela invernal.
Azul intenso, tonos rosados (la Aurora de dedos de rosa).
Y todo eso gratis, basta con madrugar (no mucho, aquí en invierno amanece a las ocho), cosas de estar en el extremo occidente.
Me encantó el vicario de Wakefield.
ResponderEliminarUn blog muy interesante. Suerte y sigue asi.
ResponderEliminarLindo post! Saludos!!
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