No me puedo creer que me esté apeteciendo tanto leer novelas últimamente. Hacía años que no me pasaba algo así. Poco después de Un asesinato musical de Batya Gur, he acabado la primera novela de la serie protagonizada por el comisario Michael Ohayon, El asesinato del sábado por la mañana.
Me ha gustado menos esta, es menos madura, menos densa, pero es una novela también interesante. A mí me fascina Israel, el modo de vida allí, sus peculiaridades muy bien descritas: askenazis y sefardíes, palestinos trabajando y sin trabajo, emigrantes desde varios sitios, sobre todo los del Holocausto, que en en esta novela son especialmente centrales, porque en este caso se trata del mundo de los psicoanalistas, un grupo cerrado de personas que siguen un método peculiar de tratamiento psicológico que pasa por participar ellos mismos en los exámenes unos de otros. Parece como si estuvieran intentando poder dominar toda la realidad compleja del ser humano por medio de unas prácticas de examen interior y expresión de la interioridad: no lo logran, sin embargo.
La novela es un poco esquemática, los personajes están aquí presentándose, necesitan un poco más de tiempo para afianzarse; menos mal que hay más novelas después. Yo seguiré releyendo la serie completa, porque me entretiene mucho y no me acuerdo de nada de la primera lectura que hice de todas. Aquí el argumento policiaco es tirando a normalito, pero bueno, el cogollo es más bien el mundo que se describe y los personajes que presenta.
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