Este pasaje precioso de fray Luis de Granada sobre el mar en calma:
¿qué cosa más mansa que el mar cuando está quieto y libre de los vientos, que solemos llamar de donas, o cuando con un aire templado blandamente se encrespa y envía sus mansas ondas hacia la ribera, sucediendo unas a otras con un dulce ruido y siguiendo el alcance las unas de las otras hasta quebrarse en la playa? (94).
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