Otro texto impresionante de la Monarquía mística de fray Lorenzo de Zamora (f. 316-318) sobre Dios como cazador (recordaréis algunos la imagen de Chesterton de Dios como pescador y yo os enlazo aquí también un texto grandioso en la misma línea de san Juan de Ávila):
Si conforme a la letra hebrea declaramos estas palabras, hallaremos otro pensamiento soberano: Semitam meam et cubitum meum cinxisti; ceñiste, Señor mi senda y mi cama. Es una metáfora tomada de los cazadores, que cuando saben que la caza está en la espesura, cércanla por todas partes con unas cuerdas muy recias por que no se les vaya y, si es la caza menor, ponen sus redes y lazos en torno de la cueva. Así se ha aquel diestrísimo cazador del cielo: Semitam meam et cubitum meum cinxisti, cerca los caminos del hombre con las cuerdas de sus ojos, tiende la red de su vista soberana encima de los vivares donde el alma acude y no hay írsele ninguno. In operibus manuum suarum comprehensus est peccator, decía David, en sus obras comprende Dios al pecador. Dos sentidos tienen estas palabras, el primero es de la Glosa: sus propias obras enlazan al pecador y con ellas le caza Dios sin que pueda írsele y es lo que el santo Job y el apóstol san Pablo dicen, qui apprehendit sapientes in astutia eorum, coge Dios los sabios en su astucia. (...) Pues desta suerte se ha Dios con los sabios desta vida que contra Él se rebelan. Apprehendit sapientes in astutia eorum; con su mismas armas los prende, sus astucias son redes en que los coge y sus consejos, medios con que Dios ejecuta los suyos (...).
El segundo sentido es que no hay huir de los divinos ojos, porque ellos siguen al pecador como alguaciles y con el hurto en las manos prenden al culpado y le encarcelan. Semitam meam et cubitum meum cinxisti, tiene Dios cercado el vivar, la red de sus ojos esta encima, no se le escapará el pecador por ninguna parte. Iter in quo ambulo et locum in quo recumbo explorasti. Aunque haga el hombre más marros que la raposa, aunque se agazape más que un conejo, aunque siga con más velocidad que los ciervos el galope, aunque esconda la cabeza más que la perdiz y de más mañas use, todo lo ve Dios, todo lo advierte y lo mira, porque sus ojos son mucho más claros, más resplandecientes y hermosos que el sol del mediodía. Multu plus lucidiores sunt super solem.
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