viernes, 8 de abril de 2011

Otra vez Díaz Pardo

En casa me miran -ya es casi una broma familiar- cuando sale el nombre de Isaac Díaz Pardo, porque hasta hace poco yo me ponía como la niña de El Exorcista -bueno, no tanto, pero sí que me rebotaba.
Frente a la universal loa que se hace de él en Galicia, donde es mencionado siempre como "insigne galleguista", yo me mosqueé con un artículo suyo -en La voz de Galicia (sí, sí, el periódico 'liberal')- en el que ponía en los cuernos de la luna a Stalin y se quedaba tan pancho. Desde entonces empecé a echar a barato todos los elogios que se le hacían, superlativos y universales.

Hace unos días pasé por la exposición que le han hecho ahora en la Casa de la Parra y los tres primeros cuadros me gustaron mucho. Este es su autorretrato de 1944 (con 24 años):



También había un cuadro muy bonito con su mujer y su hijo mayor muy pequeño y otro de toda su familia con él en el centro.
Los cuadros que hizo luego me gustaron muy poco. Pronto dejó de pintar -hizo bien, visto que esa línea que estaba siguiendo no llevaba a ninguna parte.
Como Castelao -bueno, a un nivel menor- hubiera sido un buen pintor recordado por algunos cuadros hermosos, pero tanto Castelao como él son ahora insignes galleguistas, con lo que el acento está en sus ideologías, en ambos casos profundamente erróneas (Castelao peca de racista so capa de galeguismo y Díaz Pardo, de negacionista) y nos perdemos lo que de bueno tienen ambos: por ejemplo este excelente autorretrato (a pesar de lo mala que es mi foto), tan verdadero.

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