jueves, 1 de abril de 2010

Contar notas

Hace ocho días, en Burgos, en casa de mi hermana María Jesús, mi madre hizo Patatas a la importancia y luego comimos bonito. Lo habíamos ido a comprar en la Plaza de Abastos; la pescadera usaba un enorme cuchillo para partir unas cabezas de congrio: daba pánico ver el filo a milímetros de sus dedos. Y a nosotros nos cortó con el mismo cuchillo una rodaja enorme de un enorme bonito ya mediado, como si partiera queso.
Y estábamos comiendo tan a gusto mi madre, mis hermanas, mi cuñado y yo -Eva y Diego estaban trasteando por arriba, antes de volver al colegio- cuando llegó Irene, que ya está pasando por la ordalía de la ESO (no me refiero a la dificultad de los estudios, claro); venía con cara contenta pero contenida: y nos dijo que había aprobado todo (incluso la Tecnología, su cruz). Y sus padres hicieron como que se hacían de nuevas y que se alegraban mucho (y de hecho se alegraron mucho, pero hicieron como que se hacían de nuevas, porque ya lo sabían). Y todos nos alegramos mucho, claro, aunque también lo sabíamos de antes. Y esta es una foto de familia que me gustaría conservar: fue muy bonito el momento y será muy bonito poder recordarlo más adelante: el bonito recuerdo del bonito, valga la cursilada.
Y me acordé de unos amigos míos en junio pasado; estábamos en su casa y sus hijos les trajeron las notas y uno de ellos, Juan, fue oyendo cómo su padre las leía entre elogios, especialmente las de matemáticas, que había conseguido al fin aprobar (las matemáticas son una de sus cruces); y al saber que lo había aprobado todo suspiró aliviado; y nos dijo que el corazón le había estado golpeando fuerte. Y otra cruz de Juan son sus problemas físicos: ahora su padre me dice que ha salido muy bien de una operación en las piernas, que le permitirá andar con normalidad, pero que tiene muchos dolores y que lo está pasando mal estos días. Así que acordaos de rezar por él, que es un chaval estupendo y carga estos días de Pasión con el dolor del mundo.

1 comentario:

  1. Estaba repasando entradas atrasadas, Ángel, siento mucho encontrarme ésta ahora.
    Aunque allí donde llegan los rezos no hay pronto ni tarde ¿no?
    Una viva Semana Santa, lo sé bien. Mándales si hablas con ellos un abrazo muy fuerte, espero que ya se haya superado todo y que para Juan sea pronto sólo un recuerdo.


    (Perdón, no sé qué hice que me salió el comentario suprimido)

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