Lo que me pasmó del texto de la exposición del Himno gallego fue su descaro: utilizaba imágenes míticas, pero las hacía explícitas, con lo que se convertía en una bomba de relojería para quien lo leyera con un poco de atención y la suficiente ingenuidad como para pensar que todavía podemos buscar la verdad.
Un amable lector (que de hecho es muy amable), me mandó un correo para decirme que en el fiskeo del texto lo de Habla, pueblo, habla no era de Libertad sin ira, sino de propaganda electoral de la UCD. Me ha venido a la cabeza toda la publicidad que mi generación recibió de la única TVE que había entonces: pegados a la tele recibimos el mensaje repetido de que la democracia nos haría protagonistas y todo sería maravilloso. Yo, a la vuelta de los años, soy mucho más escéptico y (frase progre) huyo de redentores (de todos salvo de uno: sé de quién me he fiado y me basta), pero todavía pienso que la política, que es el arte de lo posible, puede ayudarnos a vivir mejor. Por eso me enfurecen las construcciones culturales autodestructivas y los mitos fabricados para consagrar un status quo.
Ayer, mirando otras cosas, volví a encontrarme con una entrada antigua de cuando se discutía el Estatuto nuevo. Ahí estaba la propuesta de Preámbulo, pura circularidad:
O noso himno refírese a Galicia como nazón de Breogán. Este recoñecemento do carácter nacional de Galicia reafirma a forte identidade histórica da nosa comunidade e os seus trazos específicos, que se plasman nunha lingua e cultura propias que expresan a nosa singular e matizada percepción do mundo.
Como en el Himno se habla de nazón de Breogán eso demuestra que existe.
Yo puedo entender el voluntarismo que defiende que Somos potencia: vale, es un afirmar algo a gritos, como los All Blacks antes de un partido de rugby: somos un grupo y vamos a ganar y eso nos reafirma y ganamos (puesto que esto es una feria y los ricos se llevan lo suyo por qué no nosotros también). Puedo entender (y tampoco me gusta, de hecho no me gusta nada) el folklorismo que quiso vender Fraga y los caciques del PP. Pero aceptar una construcción postmoderna de identidad para llegar a lo mismo, tampoco.
No me gustó y no me gusta el planteamiento de san Manuel Bueno, mártir, que se podría resumir en yo ya no creo pero continúo con la farsa. Prefiero a aquellos esprits forts que representaba don Pompeyo Guimarán, el ateo oficial de Vetusta, que llegó a proponer convertir la Catedral en paseo cubierto (cap. VII, p. 180) .
Si el mito no vale (y no le valía a Platón -aunque en esto hay mucha tela que cortar- y sobre todo desde el XVIII) y ahora le damos vueltas a lo del mito como construcción cultural (por ejemplo en el tema de la construcción de la identidad de género), no lo utilicemos para mantener un espantajo.
Y no es culpa del mito, que fue una vía de acercamiento a la verdad por una parte y también recuerdo del pasado por otra. En el mejor de los casos, podríamos hablar incluso de mito verdadero: yo no digo que no haya que creer en nada; lo que sí digo es que no hay que creer en Breogán ni en Blancanieves. Y también que creo en Dios, que se encarnó hace 2000 años y no nos prometió la salvación aquí, ni hizo promesas de jauja aquí, pero existió e hizo milagros y nos espera.
Las fotos son de Bert Teunissen (las descubrí vía Efímera); he elegido una de Heidmühle (Alemania), otra de Cernadas (Lugo), otra de Herguijuela de la Sierra (Salamanca) y otra de Apricena (Italia): a ver si acertáis cuál es de dónde; cuando lo tengáis claro podéis pinchar aquí en el orden en que las he puesto: uno, dos, tres y cuatro). Como veis, los pobres son bastante parecidos y son sobre todo víctimas (y sé que estoy bordeando la demagogia: siempre que se saca a LOS POBRES a la vista se corre ese riesgo). Pero un político tendría que tenerlos presentes a ellos, no a Breogán.
Pero lo que dices sobre la construcción artificial de una nación, ¿no vale para todas? ¿No vale para todos esos fastos del dos de mayo, valientes pastores lusitanos y demás padres fundadores? Todas las naciones se basan en mitos, los necesitan ¿no?
ResponderEliminarNo sé cómo comentar esta entrada, de tantas ideas y sugestiones como contiene. Para colmo, aludes a SAn Manuel Bueno Mártir, tema que me interesa muchísimo...
ResponderEliminarUfff.
Y Juanjo echa más leña al fuego... o más argumentos a la polémica.
Deberías dejar quieta esta entrada unos días, para ir recogiendo comentarios.
La alusión a Pompeyo Guimarán me ha encantado.Es el único que tiene presente a Dios en La Regenta.
ResponderEliminarJuanjo, es verdad que todas las naciones tienen sus mitos más o menos adornados (sobre España es muy bueno El reino del ocaso. España como sueño ancestral, de Jon Juaristi), aunque también hay que distinguir la historia del mito.
ResponderEliminarIncluso así, lo deseable es que crezca en ellas el espíritu crítico para tomarse esos 'mitos' con cierto sentido del humor, sin magnificarlos. Y por supuesto que en casos de falsedad pura hay que echarlos para abajo. Viriato en España ya no pinta nada, por ejemplo. El 2 de mayo no es un mito, sino un hecho histórico con luces y sombras, que está abriendo un interesante debate sobre ese periodo: a mí la defensa a ultranza de la 'independencia' en aquella guerra, para caer en manos del fantoche de Fernando VII es algo que me desazona. En cambio en Galicia todos los poderes se apuntan a Breogán, creación romántica del XIX, incluso hasta el extremo de afirmarlo negándolo, para afirmar la necesidad de 'autogobierno'. Por ahí va mi crítica.
Si Galicia se quiere singularizar (no veo estrictamente que haga falta, pero bueno), que adopte un planteamiento abierto, asumiendo el pasado con todas sus sombras, sin echar sólo la culpa 'a los de fuera', a 'Castilla', a 'Madrid', y alegrándose de cosas tan maravillosas como el barroco de placas, no sólo los berberechos.
En la Constitución Española no se empieza diciendo que en algún sitio se dice que es nación, para decir a continuación que es nación por eso.
Pero a lo que hay que darle vueltas es a la idea de mito y su sentido positivo o negativo.
Tiene razón Enrique, esta entrada abre muchos caminos.
ResponderEliminarLo de San Manuel Bueno Mártir, creer que se cree puede ser una vía… no me parece mal, por lo menos es dejar un espacio a lo sagrado, a la piedad: cómo tratar con lo que es distinto.
¿Y creían los griegos en sus dioses?
El mito, sobre su valor positivo o negativo. Es una palabra griega; he leído en alguna parte, ahora no recuerdo dónde, que en su origen debía significar —corrígeme, por favor— algo parecido a «dar a conocer una noticia»; en principio, no parece que ese tipo de discurso fuese un tipo de discurso poco fiable o que fuera mentira, sino que se refiere a un conocimiento que sólo puede ser narrado, que no está abierto a la explicación o demostración. Yo veo un valor positivo en esto; pero el mito no debe llenarlo todo, debe dejar un espacio a la razón. Pero lo bueno es que el mito (¿es lo mismo que la poesía?) puede evitar la discordia, pienso ahora en la visita de Ulises a los feacios, el papel del rapsoda.
Y también habría que pensar, claro, qué es exactamente una nación: quizás un concepto ético que fuese más allá de lo cultural, de lo político, de lo lingüístico: el proyecto sugestivo de vida en común, de Ortega, puede.
Completamente de acuerdo con lo que dices en el último párrafo: barroco versus berberechos.
Yo con San Manuel Bueno, Mártir, y con la Regenta ya tengo para pensar " sine die " si además me informo de temas de Galicia que desconocía, sumo lo clásico con lo nuevo. Vamos , para meditar sin parar.
ResponderEliminarPara mí la obra de Unamuno es "intocable", San Manuel, un Santo.
Lo de Galicia, pues llevo cuatro años veraneando allí y ni idea de complejos ni de nacionalismos. Me he limitado a vivir en una aldea, he congeniado con casi todos los vecinos, me he paseado por las ciudades y ...como si estuviera en mi casa. No me gustaría volver este verano con sabor político.
Quizás es que soy andaluza...y los andaluces ,de complejos y política, ya estamos hartos.
Saludos cordiales
La foto de Galicia es, tal cual, la cocina de mis abuelos(QPD). Me ha traído mil recuerdos. En esa gran mesa con lareira nos sentábamos, con los mismos azulejos, el fregadero de piedra con ese fairy, el hule, el olor a cuadra que también se ve, etc...y no eran pobres aunque tenían muy poco, era otro tiempo y otro lugar.
ResponderEliminarPuede que se parezcan los pobres, pero saque una foto de los diez más ricos de España y verá que se parecen aún más.
Están estupendas estas entradas, aunque da la impresión de que aún no consiguió concretar bien que quiere decir o contra que/quien quiere ir exactamante(...jeje a ver si cuela y continúa).
Por cierto! Yo me apunto a tomar unos berberechos en la terraza del Pichel mientras se disfruta el barroco de placas de Santa Clara!(un poquito flojo ahí eh)
Para conocer y degustar bien Galicia le recomiendo que eche una ojeada a la Asociación de los Museos de Galicia Portas Ártabras, cada fin de semana salen un día a algún rincón de Galicia con el arqueólogo e historiador de Arte Felipe Senén, un tipo estupendo que se conoce cada piedra, cada historia y mito de Galicia y encima es consciente de que son esos, mitos. Son gente de mente abierta enamorados de Galicia que reciben encantados a todo el mundo.
http://www.amigosmuseosgalicia.org/galeria.asp
...y si no le gusta nada de esto, siempre quedará Coruña, "la ciudad donde nadie es forastero".Ahora en serio, de forastero nada, una cosa buena que nos puede pasar por aquí es que venga gente de mente lúcida, a seguir así, y a fijarse también en lo bueno eh;)
Por echarme flores, yo también he de decir que he acertado con las cuatro fotos...
ResponderEliminarY, lamento contradecirte, nes, pero es la cocina de MIS abuelos :-) Y con mi tía abuela Felicidad (QEPD) agarrada al brazo del chico ese que no sé quién es. Y con el calendario del supermercado, con una foto de gatitos. Y con la botella de Fanta mediada, porque aunque les parece una porquería los abuelos se la compran a los nietos, que no se la acaban en la visita de los domingos; la botella queda guardada hasta el domingo siguente, cuando, falta de gas, los nietos la tiran por el fregadero en vez de tomársela...
Una memorable entrada. Gracias.
ResponderEliminarSobre los últimos comentarios: Andrés, está bien que me metas el dedo en el ojo (no como mi troll, que está con la guardia baja y así no merece la pena tener troll particular), porque me obligas a afinar.
ResponderEliminarSí, lo de los berberechos está un poco traído por los pelos, pero yo antes de venir a Galicia no tenía ni idea del barroco de placas y de los berberechos (que no son del todo santo de mi devoción) sí.
¿Que contra quién voy? Pues contra esa utilización torticera de un mito de hace cuatro días, que ofende el concepto más hondo de mito, y todo por un supuesto autogobierno que beneficia claramente a la clase gobernante, que pastelea con eso en lugar de preocuparse de lo importante (y ahí caigo un poco en la demagogia de la pobreza). Voy contra el nacionalismo vociferante y el acomplejado y contra el postmoderno, este último más todavía porque pastelea con el mito, que tan bien explica Juanjo como lo que "se refiere a un conocimiento que sólo puede ser narrado, que no está abierto a la explicación o demostración".
Me alegra los recuerdos que os trae a Andrés y a Antón la foto: yo no me meto en quiénes son, pero sí me alegro del pedazo de textos que habéis escrito a propósito de ella: pero basta leer vuestros blogs para saber que son de lo mejorcito que se está escribiendo ahora en este pequeño mundo cibernético, cada uno en su género.
Sobre san Manuel Bueno la idea iba por qué es mejor para quien rechaza 'la creencia': negarla en bloque, ser un 'espíritu fuerte' como los del XIX que comían carne en Viernes Santo y afrontaban la condenación eterna ante el horror de sus convecinos vetustenses, o engañar a la gente para que sean 'felices' de buena fe, algo que me ronda desde que leí este comentario de un alumno de quince años. Pero a propósito de 'san' Manuel leí ayer algo de un tal Ratzinger que viene como pedrada en ojo de boticario, así que tendrá que esperar a una entrada monográfica. El mito como adormidera sería otro tema relacionado y, Juanjo, no es el caso de Demódoco en la corte de los feacios: él canta lo que nosotros describiríamos como historia, el final de Troya, delante de uno de los protagonistas, que no le contradice, sino que se echa a llorar.
Lo que sí me gusta, Juanjo, es lo de 'proyecto sugestivo de vida en común'. Un aspecto colateral de Breogán que me hace subirme por las paredes cada vez que veo su nombre es el racismo que subyace: el celta que da origen a un pueblo de ojos claros, frente a los africanos ibéricos que ocuparon el resto de la península, que hay que atribuir a Vicetti y Murguía -que Dios confunda- al alimón, al menos el circularlo por ahí.
Y Morgenrot, tienes que apuntarte Amigos de la Aurora (tenía en cartera hace días comentar lo que sale en tu blog de heute rot, morgen tot).
Me apunto lo de los amigos de los Museos. Por cierto, Andrés, que ha trascendido lo del CGAC.
pues sí, quería leer estas conclusiones simplemente para dcir: COPLETAMENTE DE ACUERDO.
ResponderEliminarAntón, el calendario, ¡como se me pudo pasar! En Lousada no teníamos supermercado, era el de la panadería. Un año gatitos entre barras de pan y otro San Pancracio, debía ser para tener contentos a todos los bandos.
Qué bueno los canapés. La próxima vez tendrá que ir con gabardina y gafas de sol. Está fichado!