El texto de ayer lo he tenido guardado tiempo; no quería ponerlo en época electoral y además cada vez tengo más miedo de que no se entienda mi crítica: el problema es que mucha gente aquí considera cualquier pero al mensaje oficial como un ataque a Galicia tout court. Es un problema, claro, porque así no hay quien arregle nada; yo añoro los años de Valladolid: nos pasábamos el día criticando la ciudad, pero bien que me dolió irme. Algo así debe de ser Madrid y algo así no es ahora mismo Barcelona.
Llevo más de ocho años aquí y todo indica -aunque vete a saber- que aquí seguiré, pero creo un deber decir en este blog lo que pienso, aunque me equivoque: en Galicia hay un tremendo complejo de inferioridad que se acaba revolviendo en rencor ante las críticas de fuera, y creo que cada vez lo entiendo más, por el tonillo de superioridad que a veces percibo en gente que viene por aquí. Para empezar, se agradecería que se evitaran las bromas sobre el gallego y sobre el acento gallego: los gallegos no son Beatriz Carvajal disfrazada de gallega. Se agradecería también evitar los tópicos: el pulpo, el depende, la lluvia. Hay que venir con los ojos abiertos y ganas de sorprenderse.
Pero la solución no está ni en decir apretando los puños ¡Somos potencia! (nacionalismo à la Bloque), ni en orgías escapistas (nacionalismo folklorista-topicalista de la boina à la PPdG) como la del anuncio de Gadis, con todos esos tópicos puestos en fila (que luego resulta que están copiados de un anuncio argentino), ni en aferrarnos a un supuesto mito que sabemos que es mentira (nacionalismo postmoderno a la PSdG). Pero ahí es donde quería llegar y esto se alarga; mañana sigo.
Los políticos gallegos viven en una paranoya liberadora constante. Estoy bastante de acuerdo. Pero cuidado, no hay que confundir
ResponderEliminarel complejo de inferioridad del que habla con la ausencia de complejo de superioridad, de lo que me siento orgulloso.
La tendencia a hacer del gañanismo un emblema (ver la TVG) es deplorable, eso es innegable, así como la nueva élite de "pijos-sargadelos", como los denomina un gran amigo compostelano, tan bonitos y tan nada.
¿cambio? yo no lo veo.no creo que el rencor nos defina mucho, si se refiere al grupo de los bardos liberadores (a los que vota un 16%de la población, hay que recordarlo), pues...no tome la parte por el todo. no me dirá que en Galicia no hay gente encantadora.
Gracias, Andrés, por las precisiones: claro que hay gente encantadora en Galicia y es verdad que el rencor define sólo a una parte pequeña de la gente.
ResponderEliminarMuy bueno lo de los pijos-sargadelos (me lo voy a apropiar).
La autocrítica se acepta en una ciudad. El problema es cuando quienes critican son forasteros porque entonces no hacen autocrítica, sino crítica a los demás. ¿Dónde está su autocrítica? Medite.
ResponderEliminarJosé Tomás Puerta
José Tomás, dejando aparte la distinción ciudad/ entidad superior, que me parece banal ¿dejaré alguna vez en mi vida de ser 'forastero' en Galicia, cuando llevo ya viviendo aquí ocho años, estoy empadronado, trabajo aquí? ¿Si llego a vivir aquí cuarenta años seguiré sin poder criticar nada? ¿Tendré que decir amén a todo por el hecho de no haber nacido aquí?
ResponderEliminarAutocrítica me la hago todos los días, pero no es el blog un sitio para eso.
Y creo que tengo todo el derecho del mundo a criticar lo que no me gusta de Galicia, faltaría más. Y me mueve el cariño, por si te quedan dudas.
Puestos a hacer autocrítica deberías mirar tú los razonamientos que haces, que me atrevo a calificar, muy impropiamente, claro, de fascistas.
La verdad, más que complejo de inferioridad, veo un complejo de superioridad, una especie de risita contenida y condescendiente, sobre todo entre los mayores. Yo creo que los más jóvenes ya no lo tienen, de tanto compararse con otras naciones.
ResponderEliminarTengo ganas de leer la segunda parte.
Doy con este blog por puritita casualidad. Llevo en la Capital ya muchos años (uf!). Y alucino! Y cada vez que vuelvo a mi tierra alucino más. Me preocupa seriamente si la capacidad de alucinar tiene un límite porque, mi salud, por encima de todo, o mejor de muchas cosas.
ResponderEliminarEh!que los infantes y los adolescentes ya no dan ninguna asignatura en castellano. Pasará como hace unos años con un reconocido máster: Si el candidato a determinado puesto de prestigio lo había cursado en BCN, tenía menos posibilidades de acceder a él que otro que lo había hecho en Madrid. Ay por Dios!
Y qué ternura de mitos: la lluvia, la parodia de la gallega, el "depende"...Ojalá no los echemos de menos.