lunes, 6 de noviembre de 2006

Hacia Cádiz (VIII)

En Cádiz (5)
En realidad, yo estaba en Cádiz para asistir a un Congreso. Pude oír algunas intervenciones interesantes. La que más me gustó fue una Ponencia de Antonio Melero, catedrático de griego de la Universidad de Valencia, que habló de las Las utopías de los confines: pueblos lejanos y exóticos de la Literatura griega.
Explicó que había que distinguirlos de a las repúblicas ideales que plantearon filósofos como Platón: él no quería tratar del deber ser, sino de cómo se representaban los griegos esos pueblos legendarios de los confines de la tierra.
Rasgos:
1. los hombres viven como dioses: son siempre jóvenes y si mueren la muerte es como un sueño que llega por sorpresa, sin dolor.
2. paz idílica (ἡσυχíα - hesychía): también se podría traducir por 'reposo' o 'tranquilidad'. A ello va unida la idea de justicia: puso como ejemplo el pueblo de los abios de la Ilíada (XIII, 6), a los que Homero llama 'los más justos'. Me vino a la cabeza la idea de que el ideal ético de muchos filósofos griegos (la ataraxia -'la ausencia de agitación'-) se podría relacionar con esto. Otro caso más de lo ridículo que es ese supuesto paso del mito al logos en la cultura griega que planteó Nestle.
3. automatismo: todo se realiza 'automáticamente' (αὐτομάτη -automate). Las puertas del cielo se abren automáticamente, los perros que cuidan el palacio del rey de los feacios, Alcínoo, en la Odisea, son automáticos, igual que los trípodes que tiene Hefesto o las criadas automáticas que le sirven. ¿Elogio de la pereza?

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