En Cádiz (4)
En la Iglesia del Carmen, cerca de donde se celebraba el Congreso, un cartel: La Virgen del Carmen pide ayuda para restaurar su casa. La imagen tenía una banda cruzada, con la bandera de España, algo que nos choca al resto de los españoles, pero que aquí parece bastante normal. Mas raro resulta entonces todavía lo de que hayan definido a Andalucia como 'realidad nacional', pero yo, como ya paso de política, me encojo de hombros y a otra cosa.
Por la noche vuelvo a ver Canciones para después de una guerra, una película famosa de 1971; con imágenes de época y canciones de época se pretende hacer una obra subversiva que les dé otro sentido: ya sabéis, estábamos en el franquismo moribundo y había que luchar contra el régimen sorteando la censura. Es una película de montaje, y justo eso, el montaje, se ha quedado muy envejecido. Entre los resquicios del planteamiento ideológico vuelven a brillar las imágenes tremendas del reencuentro de niños con sus madres después de la guerra, o esas tan tristes de la despedida de los soldados de la División Azul. Y las canciones: se ve una escena en la que Imperio Argentina canta Échale guindas al pavo. Y qué canción tan bonita, como casi todas las que salen en la película. Sólo hay algunas imágenes actuales, como una Estrellita Castro totalmente envejecida y requetemaquillada, en su casa, el colmo del kitsch: un crimen de los modernos que hicieron esta película, que ni huelen lo bien que cantaba esa mujer. Pero amigos, esta película ha envejecido, mientras que la copla sigue igual de viva y las imágenes del dolor de los españoles de los cuarenta nos siguen golpeando.
A la mañana siguiente, veo en un oratorio un azulejo que representa la Sagrada Familia. Me parece bonito hasta que el demonio -que no debe de estar contento de lo que estoy disfrutando en Cádiz- me hace ver que la cara de la Virgen se parece ¡a Zapatero! Imposible volver a mirar hacia allí: me hago cruces y escapo. Si no fuera porque no huelo nada -anosmia de fumador- habría notado el olor de azufre.
Paseo por la ciudad. Una boda: los novios se hacen fotos; los fotógrafos les dan dos vasos y champán para hacerles una foto. Y me alegro de no tener que pasar nunca por eso.
Yo pasé por eso [sin champán, se entiende] justo a los pies de esa Virgen del Carmen. Para colmo de dicha, no sé si te fijaste que en las pechinas, hay unas imágenes de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz.
ResponderEliminarSí, recuerdo a Santa Teresa: me da siempre mucha alegría ver imágenes suyas.
ResponderEliminarCon 'eso' me refería a todo el folklore que rodea a algunas bodas, especialmente a posar en fotos preparadas, de esas que luego da mucha grima ver. Estoy seguro de que tú no tuviste que pasar por 'eso'.