Hace diez años puse aquí una noticia de La voz de Galicia que me conmovió. El otro día vi esta noticia sobre Marina Romero y me trajo a la memoria la otra: ambas forman parte de los diez justos que según la tradición judía sostienen el mundo y que están más cerca de nosotros de lo que pensamos. Marina lleva cuidando toda su vida a familiares enfermos, hasta veinte sumándolos todos, y dice:
«Espero que todo isto que fixen que Deus mo pague, aínda que xa mo está pagando porque as miñas tres fillas teñen a súa vida e están traballando e os netiños estudando polo que, a día de hoxe, non podo pedir máis que saúde»
Espero que todo esto que hice que Dios me lo pague, aunque ya me lo está pagando porque mis tres hijas tienen su vida y están trabajando y los nietillos estudiando, por lo que, a día de hoy, no puedo pedir más que salud.
Me recuerda al ideal de persona feliz que trazó Heródoto cuando contaba que Solón le puso de ejemplo al rey de Lidia, Creso, que vanamente se creía feliz porque tenía muchas riquezas, la figura de Telo de Atenas, un hombre corriente, pero que vivió una vida honrada y murió de modo glorioso en una batalla:
Telo tuvo, en una próspera ciudad, hijos que eran hombres de pro y llegó a ver que a todos les nacían hijos y que en su totalidad llegaban a mayores; además, después de haber gozado, en la medida de nuestras posibilidades, de una vida afortunada, tuvo para ella el fin más brillante (1.30).

No hay comentarios:
Publicar un comentario