En otra asignatura estamos con el griego de la koiné. Ayer leímos el salmo 136, el de los ríos de Babilonia, que ya he mencionado aquí más veces, con la versión musical de Fauré y la traducción preciosa atribuida a san Juan de la Cruz.
Les leí luego la versión de fray Luis, que comienza así (está entero, pero buscándolo en la página, aquí):
Cuando presos pasamos
tus ríos, Babilonia sollozando,
allí nos asentamos
a descansar llorando,
de ti, dulce Sión, nos acordando.
Allí, de descontentos,
colgamos de los sauces levantados
los dulces instrumentos,
que en Sión acordados,
solían tañer a Dios salmos sagrados. (...)
Sigue mucho y es todo igual de bonito. Luego leí la versión libre de Ernesto Cardenal, que en paz descanse:
Que se me pegue la lengua al paladar,si no me acuerdo de Ti, Señor.En las montañas y en las playasnos poníamos a rezarcon nostalgia de nuestro Dios.En medio de la gran ciudad,aturdidos y agitados,nos sentíamos desterrados.Inmersos en sus plazas,corriendo por sus calles,viajando cómodamente en trenes confortables,nos dejábamos invadir por la añoranza de otra tierra. (...)
Yo la primera versión que oí fue esta:
Mi primera versión también fue la de Boney M. Con el tiempo llegué a las de Palestrina y Victoria y he de confesar que, siendo muy distintas, las tres me gustan mucho, la primera y la última especialmente. Que me perdone don Giovanni Pierluigi
ResponderEliminarMe pondré con las de Palestrina y Victoria.
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