Del libro Historia de la filosofía. Poemas, de José Miguel Ibáñez Langlois, una buena parte se dedica a la filosofía medieval y en concreto a santo Tomás de Aquino, que es un claro favorito suyo. Esa es una de las ventajas de este libro, que es una Historia de la filosofía desde una óptica personal, no siguiendo los caminos más trillados. Por ejemplo, el apartado de la Edad Media en realidad comienza con la cuestión más amplia del cristianismo y la filosofía. Este poema breve da la tónica:
El sermón de la montaña no es en absoluto filosofía
pero qué sería de ti historia de la filosofía
si en la cumbre de la montaña no se hubiera posado el Logos
a soplarte al oído las conclusiones (p. 91, n. 4).
Me gusta mucho también cómo habla del discurso del Areópago de san Pablo, desde la perspectiva de su auditorio de filósofos griegos un poco pasados de vueltas:
(…) bonita introducción la del judío
ahora se ha puesto a hablar de un Dios que creó la tierra y los cielos
se ha puesto a hablar al viento súbitamente
crear ha dicho crear oyeron este hombre está
ta
crear el universo de la nada
los atenienses se miran con aire de condescendencia
miran al viento como pidiéndole comprensión
en sus ojos refulge el universo eterno
el cosmos que en sí reposa como un absoluto
incluidos los dioses y aun el Theos
en los ojos del hebreo en cambio brilla la nada
que circunda a su único Dios como un aura imposible
el hebreo está a punto de irse en el viento
el hebreo hace juegos de palabras con el ser del mundo
pases mágicos al uso de los orientales
pretende que el ser del mundo es un ser prestado por el momento
en los ojos del hebreo refulge la locura
y la más absoluta falta de consideración por el universo
en los ojos de los atenienses brillan segundo por medio
la risa y el furor
hebreo te oiremos otro día sobre tu famoso Desconocido
le dicen y todo el mundo en Atenas sabe
que esta fórmula de cortesía filosófica quiere decirándate a freír espárragos con tu incógnito creador (p. 93, n. 7).
Ya propiamente en la Edad Media, este poema se centra en san Bernardo:
San Bernardo de Claraval la flor y nata
de los caballeros andantes de Jesucristo
de los cruzados más trasparentes de la Virgen María
de las fuerzas de choque del Espíritu Santo
en el espacio puro de la contemplación
cuando Bernardo reza cuando habla y llora
se estremecen los cedros del Líbano y los reyes y papas
y los filósofos sienten pasar el logos
como una paloma ardiente a través de los silogismos
y otra vez queda patente la esencia del filosofar
a saber el vuelo del alma en busca del Verbo
y todos los humanismos huyen avergonzados
y todas las dialécticas tiemblan y retroceden
y todos los Abelardos desaparecen en sus Eloísas
al paso de Bernardo o el amor de Dios
Bernardo o la quimera de su siglo en llamas
o el logos que sobrepasa infinitamente al logos
en el espacio inmóvil de la contemplación (p. 115 n. 38).
Podría copiar muchos, pongo este en el que se ve nacer la crisis posterior:
La terrible odisea de los tiempos modernos
comenzó dos siglos antes de los tiempos modernos
comenzó en el corazón de un ángel franciscano
que obedecía al nombre de Duns Scoto
cuando por respetables razones teológicas e incluso místicas
dejó que en su corazoncito hermano del agua etc
la voluntad desnuda se empinara
un milímetro por encima de la inteligencia
quién diría el furor de ese corazoncito ciego
quién diría el horror de ese amorcito sin inteligencia
quién diría el futuro de ese milímetro llamado voluntarismo
mucho más que la caída de Bizancio
mucho más que el descubrimiento de América y la invención de la imprenta y otras minucias por el estilo
fue ese milímetro de voluntad desnuda
fue la voluntad en régimen de inteligencia
el origen de ese torrente de cógitos y espejismos y revoluciones y luteranas lágrimas
que obedece al dulce nombre de tiempos modernos (p. 145, n. 85).
Esta es la portada de la edición chilena actual (yo he leído la española, en Rialp)
"pero que sería de ti"..... qué
ResponderEliminar"este hombre está
ta
crear el universo de la nada"...aquí faltan palabras
*
Es una hazaña poetizar, emocionar estéticamente sobre temas tan "técnicos" y JMIL lo consigue "haut la main", como dicen los franceses, con facilidad y mucha inspiración. En el poema sobre San Bernardo de Claraval sobre todo hay versos muy bellos:
"cuando Bernardo reza cuando habla y llora
se estremecen los cedros del Líbano y los reyes y papas
y los filósofos sienten pasar el logos
como una paloma ardiente a través de los silogismos
y otra vez queda patente la esencia del filosofar
a saber el vuelo del alma en busca del Verbo"
Y su final de antología:
"Bernardo o la quimera de su siglo en llamas
o el logos que sobrepasa infinitamente al logos
en el espacio inmóvil de la contemplación".
En el sitio de Rialp citan este otro breve y excelente poema de JMIL:
Desde que el pensamiento
decidió comenzar con el Yo pienso
luego existo
cada vez piensa más y existe menos.
[Edad Moderna, poema 27]
Es rarísimo que un verdadero poeta, que ha sido además profesor de Teoría poética y Poesía contemporánea, sea a la vez filósofo y teólogo. El resultado de tal mezcla es una poesía tan original como profunda, una poesía única.
Desgraciadamente, el hecho de que sea sacerdote y del Opus hará que, como hasta ahora, su reputación esté muy por debajo de su talento literario, dado el hecho de que para quienes hacen y deshacen las reputaciones (universidades, críticos literarios, mundillo editorial, prensa y escritores de izquierda, instituciones literarias politizadas, etc) sea inconcebible que se pueda ser cura tradicionalista y gran poeta.
En cualquier caso, yo me voy a comprar el libro.
Me alegra que te guste. Yo llevo años poniendo cosas suyas (lo puedes mirar en la etiqueta de la columna derecha), sobre todo desde que leí hace años la antología excepcional, Oficio, que hizo Enrique García-Máiquez.
ResponderEliminarSobre lo que dices que faltan palabras el hecho es que en la parte inicial de ese poema hay un juego con "está" y en el verso siguiente "ta-ta-ta", que quizá explique este otro, aunque no me acaba de sonar muy bien. No me extrañaría que hubiese una errata, pero he copiado el texto como está en el libro, a falta de mayor seguridad.
Le he puesto un acento a "qué".