lunes, 3 de marzo de 2025

Nevando en Burgos

Ayer cayeron unos copos, unos pocos copos de nieve, para dar la nota in bellezza a un fin de semana muy frío en las calles de Burgos, pero muy entretenido en todo lo demás. Celebramos el cumpleaños de mi hermana, empatamos al parchís, comimos muy bien y yo veía cómo preparaban todo y lo laborioso que es hacer buenas comidas: lentejas, alubias de Ibeas, tiramisú, fresas con azúcar y vinagre (mi forma favorita de comerlas), pollo. Fuimos a un mercado al aire libre y el aire congelador mantenía las hortalizas y las naranjas (ahora, de Málaga) bien frescas. 

En el camino, además de un acongojante ruido de los frenos cada vez que tenía que parar, sobre todo en los múltiples pasos de cebra y similares del tramo de pesadilla que queda todavía sin ser autovía, entre Arzúa y Melide (que Dios confunda, al tramo me refiero), escuché un programa extraordinario, excelente de principio a fin, sobre El esplendor del cuerpo humano y los Padres de la Iglesia, donde Davide Tomaselli habla de un modo luminoso y con una claridad impresionante sobre algo que se suele exponer de modo tedioso (me refiero a la Patrología). El programa es tan redondo que acaba con la lectura de un poema de Enríque García-Maíquez que cuadra perfectamente ahí.

Qué diferencia la Patrología cuando se sabe explicar bien, como aquí:

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