En un rato que tuve en Pamplona fui a visitar el Museo de Navarra, que conocía de una vez hace ya lo menos treinta años. Resultó que estaba prácticamente cerrado por obras: podías ver solamente unos ídolos prehistóricos, una exposición prescindible sobre mujeres navarras pintoras de paisaje y otra sobre un escultor. Yo me quedo con lo que vi al salir al patio que daba a la cuesta de santo Domingo: unos restos góticos y un mosaico romano:
El mosaico romano:
Como en diez minutos me lo había ventilado todo, me fui a la Catedral, de la que también tenía un recuerdo lejanísimo y muy vago. La tumba del rey Carlos III de Navarra y su mujer era muy buena. El claustro gótico, también. Había algunos retablos interesantes, como este flamenco del XV, el del Cristo de Carrasposo:
No recordaba tu gusto por los forjados, que descubrí cuando vimos las rejas de la catedral de Orense. Lo compartes con mi madre, que cuando viene de visita a Madrid con lo que más disfruta es con los diseños de los balcones y puertas de portales antiguos.
ResponderEliminar