miércoles, 18 de diciembre de 2024

25 años en Santiago

Para celebrar que cumplo 25 años en Santiago de Compostela he cambiado la cabecera: el blog se llamará a partir de ahora "En Santiago de Compostela", no "En Compostela". Yo al principio no era consciente del sesgo, luego me dejé llevar por la inercia, pero ahora me encuentro, cuando veo "En Compostela", en connivencia con los elementos más anti-presencia del Apóstol: si dicen "Compostela", ya sabes por dónde tiran, que no es, como se repite en las ceremonias de la Catedral, por indicar que en este lugar "se conserva la memoria del apóstol Santiago". Por otro lado, si no es por la tumba del apóstol, de qué iba a querer alguien estar por estos parajes.

No siento alegría, tampoco tristeza, al cumplirse esta fecha redonda: me he acostumbrado a vivir en Santiago de Compostela, roto el encanto de los primeros años. Bien es verdad que estuve hace poco en el casco antiguo de Pamplona y me vino bien para darme cuenta de que la mayoría de las ciudades de España son tirando a feas, especialmente las zonas históricas. Santiago es bonito, al menos el casco antiguo. Alrededor y por los huecos entre las aldeas que conforman esta ciudad pueblerina hay campos y árboles. Algo es.

Santiago es una ciudad que ya no me entusiasma, por decirlo suavemente: el ambiente es como aldeano, agobiante, estrecho. Si todos fueran aldeanos de campo, bien estaría, pero es que muchos son aldeanos con doctorado o puesto fijo en la Administración pública, muñecos de lo que les digan El País y La voz de Galicia, al alimón: se crea así un ambiente general que es una especie de PSOE-State-of-Mind entreverado de un nacionalismo o regionalista vergonzante (sí, me refiero al PP) o con pujos de añoranzas independentistas imposibles bañadas en un difuso -pero muy real- rencor. 

La vida cultural ha empeorado a ojos vista: todo es nacionalismo de jergas, arte contemporáneo de gallinas de corral, cultura oficial subvencionada: por ejemplo, todo es Castelao, todo es Rosalía, todo es Isaac Díaz Pardo y todo es siempre lo mismo. No puedo añorar Nueva York, donde no he estado nunca, pero es que aquí todo es muy cansino: gente presentándose entre ellos novelas en jerga oficialista que nadie lee, exposiciones tontas o catetas, actos oficiales en homenaje a Castelao, a Rosalía, siempre a los mismos.

Y luego les ha salido el tic anti-peregrinos. Este cartel me resulta especialmente molesto:

14 comentarios:

  1. Enhorabuena! Yo le sigo desde hace mucho y he aprendido muchas cosas aquíj. Además me hice adulta en Santiago y me mantiene en contacto con un lugar que recuerdo con cariño.
    Entré aquí como "troll" hará casi 20 años, a lo bestia. Ya tenía edad para comportarme, pero había oído que en un sitio de "internet" (lo de Arcadi) habían vejado a Trapiello. No recuerdo por qué indicios calibré que los ataques también procedían de aquí. En fin! ...Espero que el delito haya prescrito! Y que usted pueda perdonarme, porque creo que compartimos cosas importantes como la admiración por Trapiello, por Jiménez Lozano, por García Máiquez...
    Nieves García

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    1. Qué tiempos, "lo de Arcadi": queda muy lejos ahora. Todavía no sabíamos las vueltas y revueltas que puede tener internet. Muchas gracias

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  2. Muy bien Ángel, felicitaciones por los 25 años.
    Si tuviera que titular el comentario diría "Angel celebra los 25 y pone a parir a sus conciudadanos".

    Yo, al contrario, de Santiago recuerdo aquellos dos años ahí con mucho cariño. Tuve la gracia sobrenatural de no empaparme en contubernios artísticos y me traje a Argentina unas fotos mentales de una ciudad pueblerina, con un clima inclemente, un clima perturbador y con gente muy querida.
    Recuerdo que una vez llegado, empecé a leer el viejo blog "Compostela" y hasta hoy persistimos con tosudez. Celebramos el cambio de nombre.

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  3. Yo sí te deseo un feliz jubileo, por así decir. Disfruto mucho al seguir en contacto con la ciudad a través de tus ojos (más allá de la amistad que tenemos), con sus cosas buenas y malas; y estoy seguro de que Santiago también ha mejorado con tu presencia.

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    1. Gracias, Antón. A ver si veo con mejores ojos Santiago a partir de ahora.

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  4. Enhorabuena por todos estos años. Qué rápido han pasado. Ojalá te podamos leer durante muchos más. Yo te veo como un clásico en el género de los blog. Siempre tienes algo interesante que decir. Esté o no de acuerdo contigo, siempre nos haces pensar. Un abrazo.

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  5. Hoy asistí a la conferencia de la ex-decana de nuestra facultad Isabel González y me quedé perplejo ante cómo ha cambiado la vida universitaria desde los años 90 hasta el manicomio de hoy... y cómo los profesores cuerdos de entonces y los tarados de ahora pretendían mantener la ilusión de continuidad, o no veían la ruptura. En fin, la ciudad que has descrito es la única que yo conozco. (También por eso espero un poco que me disculpéis si estoy más loco que los de tu quinta, nacido en un mundo más extraviado.)
    Ad multos annos!

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    1. Interesante la cuestión de los cambios y la ilusión de continuidad, aunque la generación de los que se jubilaron hace poco tiene mucho que ver con cómo están las cosas ahora.

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    2. Seguro que tú lo conoces mucho mejor (de hecho, con 25 años ya llevas más que yo en la ciudad). Es mi impresión de lo que dijo esta Isabel (que se jubiló con el coronavirus), y de la facultad: los de su generación, aunque muchos fueran feministas, nacionalistas y socialistas, por lo menos tenían interés por la literatura, apreciación de ella, carácter recio y hacían su trabajo como profesores de filología, manteniendo el nivel. Yo identifico a los tarados (entiéndase 'las taradas') con las de tu generación, salvo tú y alguno más. Estas celestinas, en "trabajo en equipo" con estudiantes alérgicos al trabajo y con la cabeza cada vez más enferma (más "deconstruidos"), han ahogado la vida universitaria; su propósito en la docencia se limita, por una parte, a impartir los conocimientos suficientes para que los repitan luego en Secundaria, y por otra a aportar su granito de arena a la destrucción de la cultura cristiana en su formación. Todo ello resulta en el clima de mediocridad intelectual y asfixia ideológica que has descrito. Pero ya digo que sólo conozco la coyuntura presente, y ni siquiera a todos los profesores ("no generalicemos sin sonrisa difidente", dice el escoliasta). Se me ocurre que quizás esta descomposición de la docencia pasa inadvertida a los profesores antiguos porque la labor de investigación, que es lo que más ven unos de otros, ha cambiado menos (de ahí la ilusión de continuidad desde su perspectiva).
      A propósito de la vida universitaria (que es lo que me toca), un profesor jubilado de Secundaria, de gran confianza, me dijo que en sus años de estudiante de Filosofía y Letras, en torno al 68, había en Santiago una gran efervescencia de tertulias, debates, grupos de lectura... Me gustaría saber (además de tus pensamientos acerca de lo que he escrito) si tu dirías lo mismo de tu época, aunque no sea en Santiago, y de la ciudad a tu llegada, o cuándo crees que se fue notando el ahogamiento que mencioné (y el auge del libertinaje estudiantil que temo que la ha sustituido). Hace poco leí esta entrada en la que hablas de optimismo en el 95: https://compostela.blogspot.com/2022/04/visita-la-biblioteca-xeral-ver-libros.html

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    3. Es interesante tu perspectiva: yo tengo referencias al ámbito de la investigación, pero no sé cómo es la perspectiva docente de las nuevas generaciones, aunque me malicio algo de lo que comentas. Yo tuve profesores pésimos, por vagos y por no preparar las clases, y otros excelentes. Ahora quizá no haya esos vagos profesionales, pero sí malos profesores en el fondo, por los motivos que comentas.

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  6. Qué bien, feliz aniversario. Yo leo el blog a diario desde 2007 o así. Entiendo el cambio de nombre: yo he recibido hoy cinco o seis felicitaciones institucionales deseando un "feliz solsticio de invierno".

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    1. Muchas gracias. ¿Qué pretenderán con lo de "solsticio de invierno", retratarse?

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