Leyendo un artículo de Christopher A. Faraone, uno de los grandes estudiosos actuales del griego, sobre un fragmento de Hiponacte, me he enterado de que la palabra para ese ritual por el que se expulsaba a alguien de la comunidad a base de golpes, ese ritual que está en el centro de las teorías de René Girard, podía ser en griego la palabra περίψημα, peripsema. La más conocida es la palabra φαρμακός, el fármaco, aplicada a esa persona que sirve de remedio a los males de la comunidad convirtiéndose en el que carga con todas las culpas.
Con ello veo de otra manera el pasaje de de san Pablo:
δοκῶ γάρ, ὁ Θεὸς ἡμᾶς τοὺς ἀποστόλους ἐσχάτους ἀπέδειξεν ὡς ἐπιθανατίους, ὅτι θέατρον ἐγενήθημεν τῷ κόσμῳ καὶ ἀγγέλοις καὶ ἀνθρώποις. 10 ἡμεῖς μωροὶ διὰ Χριστόν, ὑμεῖς δὲ φρόνιμοι ἐν Χριστῷ· ἡμεῖς ἀσθενεῖς, ὑμεῖς δὲ ἰσχυροί· ὑμεῖς ἔνδοξοι, ἡμεῖς δὲ ἄτιμοι. 11 ἄχρι τῆς ἄρτι ὥρας καὶ πεινῶμεν καὶ διψῶμεν καὶ γυμνιτεύομεν καὶ κολαφιζόμεθα καὶ ἀστατοῦμεν 12 καὶ κοπιῶμεν ἐργαζόμενοι ταῖς ἰδίαις χερσίν· λοιδορούμενοι εὐλογοῦμεν, διωκόμενοι ἀνεχόμεθα, 13 δυσφημούμενοι παρακαλοῦμεν· ὡς περικαθάρματα τοῦ κόσμου ἐγενήθημεν, πάντων περίψημα ἕως ἄρτι (I Cor. 4.9-13)
Esta es la traducción de la Conferencia Episcopal:
Por lo que veo, a nosotros, los apóstoles, Dios nos coloca los últimos; como condenados a muerte, dados en espectáculo público para ángeles y hombres. Nosotros unos locos por Cristo, vosotros, sensatos en Cristo; nosotros débiles, vosotros fuertes; vosotros célebres, nosotros despreciados; hasta ahora pasamos hambre y sed y falta de ropa; recibimos bofetadas, no tenemos domicilio, nos agotamos trabajando con nuestras propias manos; nos insultan y les deseamos bendiciones; nos persiguen y aguantamos; nos calumnian y respondemos con buenos modos; nos tratan como a la basura del mundo, el desecho de la humanidad; y así hasta el día de hoy.
El deshecho de la humanidad pueden ser esos seres sobre los que los demás cargan las culpas y quieren castigar para librarse ellos de su propio sentimiento de culpa. Cristo fue la víctima inocente y los apóstoles siguieron sus pasos en el martirio. Da un poco de mieditis aplicárselo a uno, pero por ahí hay que ir. San Josemaría lo intuyó en su propia vida y dejó un texto que tiene tintes muy autobiográficos.
Pues no sé si da mieditis o penita pero da mucho que pensar, Ángel. Cada vez que algún académico autodenominado "librepensador" de mi departamento (en una universidad pública) me hace bullying y luz de gas por dedicarme al ámbito de investigación al que me dedico, se me niega el reembolso del desplazamiento a un determinado congreso por ser "de curas" o no se me autoriza la compra de un libro porque es "de teología" pienso, precisamente, en Pablo (2 Co 4, 8-9) y sé que estoy haciendo algo bueno con mi vida.
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