La fui oyendo y me puse a tomar notas, un poco telegráficas:
Comienza fijándose en los tullidos en los grupos humanos prehistóricos, como antecedentes de los profesores universitarios: son el depósito de los saberes de la comunidad.
Los profesores universitarios se puede definirlos como los que poseen tiempo libre para el estudio. Frente al ámbito gremial, donde se enseña a hacer algo, la Universidad es el lugar para estudiar.
No es, pues, tanto la investigación (entendiéndola a partir de la investigación experimental) como el estudio lo que define a la Universidad. Pero ahora sufrimos la tiranía de los que ponen la investigación experimental como paradigma: en eso estamos.
Los profesores se han dedicado a leer a fondo y también a ejercitar la memoria y a transmitir la tradición del saber. Y al final, a dar razón de todo eso: eso es lo que es el comentador, como se llama a sí mismo santo Tomás de Aquino, que se presenta como el que comenta a Aristóteles.
Me hubiera gustado que hablase más de la figura de lo que llama el traductor, que es también autor y creador, con la ambivalencia de todo esto. Y de la figura del investigador, el experto, que sabe mucho de muy poco. Todo ello en el contexto más reciente de la Universidad napoleónica y la alemana: el saber para la organización estatal y para la producción. Por ahí estamos ahora, con las patentes y ese tipo de privatizaciones del saber destinadas a obtener beneficios. Y las evaluaciones y los baremos y todo eso que nos ahoga ahora. Y los profesores asociados del ámbito profesional, la vuelta de lo gremial por la puerta de atrás.
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