En Vado de un río había un cielo rojorosado de atardecer muy bonito:
En el Embarco de santa Paula Romana lo más flojo era el mar con olitas infantiles. Pero las arquitecturas eran gloriosas. El sol en el horizonte es lo que más se valora ahora, y con razón también:
En Moisés salvado de las aguas había unos lejos vaporosos, muy bonitos: esos montes que brillan. Los árboles tienen ramas, no hojas.
También me fijé en dos cuadros de Vouet, del que recordaba la campaña para comprar un retrato de una niña muy interesante. Luego vi La Virgen y el Niño, con santa Isabel, san Juan Bautista y santa Catalina:
A mí me gusta especialmente la cara de la Virgen María.
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